*EDITORIAL DEL DIARIO 2001 DEL 29/12/2007. “Y DE LOS VENEZOLANOS SECUESTRADOS ¿QUÉ? “
"No hay mayor dolor que el que no habla"
Longfellow
Mucho centimetraje en periódicos y valioso tiempo en radio y televisión publicitan a diario desde los centros de poder la lamentable práctica del secuestro de ciudadanos colombianos, pero aterra el silencio, la orfandad de una sola mención de los plagiados venezolanos víctimas igualmente de la narcoguerrilla colombiana o del hampa común.
Observamos la parafernalia que, desde nuestro país, consume enorme espacio en los medios de comunicación la liberación de un niño y dos damas colombianas por parte de las FARC, que presumimos sea más una respuesta política que un gesto de humanidad como se pretende mostrar, pues conociendo el historial de las FARC, calificadas de terrorista, cuesta entender que esa acción sea humanitaria.
Satisface la libertad de esas tres personas sometidas a cautiverio, pero de haber sido un gesto realmente humanitario deberían ser muchos más los liberados y no, como se presume se cocina en las interioridades guerrilleras, responde a una práctica de especie de cuentagotas que por supuesto dará alegría y satisfacción a unos, pero mantendrá angustiados y sobresaltados a otros, cuyos familiares continúan en manos de las FARC. Para ellos sólo queda esperanzas.
Hasta la fecha de este año 2007, entre la narcoguerrilla y el hampa común se han cometido en Venezuela 382 secuestros entre la narcoguerrilla, un incremento del 48,6% en comparación con 2006, indicativo de que el Gobierno debe poner mayor interés en la seguridad de los venezolanos, víctimas del hampa desbordada que no tiene compasión a la hora de matar. Que se mejoren los cuerpos de seguridad del Estado, debe ser una tarea prioritaria.
A nuestros secuestrados venezolanos, la mayoría de ellos de la región fronteriza con Colombia, no se les menciona, pareciera que no dan cartel, sean plagiados por la narcoguerrilla o el hampa común y condenados además al ostracismo. Sólo el pago de rescate podría salvarlos.
Hasta la fecha de este 2007, año que agoniza, se han cometido en Venezuela 382 secuestros entre la narcoguerrilla y el hampa común. De esa cifra, nueve han sido asesinados por sus plagiarios, y treinta y uno permanecen en cautiverio. Esos venezolanos también tienen dolientes que viven la incertidumbre de si volverán a ver con vida a sus familiares.
El secuestro es detestable, oprobioso, vejatorio. Exijamos también que liberen a nuestros compatriotas privados de su libertad y alejados de sus familias. Dolorosa la tragedia colombiana, pero no lo es menos la desgracia y desdicha de nuestros.
"No hay mayor dolor que el que no habla"
Longfellow
Mucho centimetraje en periódicos y valioso tiempo en radio y televisión publicitan a diario desde los centros de poder la lamentable práctica del secuestro de ciudadanos colombianos, pero aterra el silencio, la orfandad de una sola mención de los plagiados venezolanos víctimas igualmente de la narcoguerrilla colombiana o del hampa común.
Observamos la parafernalia que, desde nuestro país, consume enorme espacio en los medios de comunicación la liberación de un niño y dos damas colombianas por parte de las FARC, que presumimos sea más una respuesta política que un gesto de humanidad como se pretende mostrar, pues conociendo el historial de las FARC, calificadas de terrorista, cuesta entender que esa acción sea humanitaria.
Satisface la libertad de esas tres personas sometidas a cautiverio, pero de haber sido un gesto realmente humanitario deberían ser muchos más los liberados y no, como se presume se cocina en las interioridades guerrilleras, responde a una práctica de especie de cuentagotas que por supuesto dará alegría y satisfacción a unos, pero mantendrá angustiados y sobresaltados a otros, cuyos familiares continúan en manos de las FARC. Para ellos sólo queda esperanzas.
Hasta la fecha de este año 2007, entre la narcoguerrilla y el hampa común se han cometido en Venezuela 382 secuestros entre la narcoguerrilla, un incremento del 48,6% en comparación con 2006, indicativo de que el Gobierno debe poner mayor interés en la seguridad de los venezolanos, víctimas del hampa desbordada que no tiene compasión a la hora de matar. Que se mejoren los cuerpos de seguridad del Estado, debe ser una tarea prioritaria.
A nuestros secuestrados venezolanos, la mayoría de ellos de la región fronteriza con Colombia, no se les menciona, pareciera que no dan cartel, sean plagiados por la narcoguerrilla o el hampa común y condenados además al ostracismo. Sólo el pago de rescate podría salvarlos.
Hasta la fecha de este 2007, año que agoniza, se han cometido en Venezuela 382 secuestros entre la narcoguerrilla y el hampa común. De esa cifra, nueve han sido asesinados por sus plagiarios, y treinta y uno permanecen en cautiverio. Esos venezolanos también tienen dolientes que viven la incertidumbre de si volverán a ver con vida a sus familiares.
El secuestro es detestable, oprobioso, vejatorio. Exijamos también que liberen a nuestros compatriotas privados de su libertad y alejados de sus familias. Dolorosa la tragedia colombiana, pero no lo es menos la desgracia y desdicha de nuestros.