*DIEGO MARTÍNEZ ESCRIBE PARA EL DIARIO EL PAIS: “EL EJE HUGO-PIEDAD-FARC”
Diciembre 21 de 2007
Ni Piedad Córdoba es el personaje del año, ni las Farc han tenido ningún gesto humanitario, ni Hugo Chávez es Simón Bolívar.
Esas son las tres verdades del año que, debido al tropicalismo y a la falta de análisis que caracteriza a nuestros medios de comunicación, y por ahí derecho al resto de los colombianos, han quedado sepultadas por unas verdades totalmente aparentes.
Personajes del año, los once diputados del Valle, asesinados en total estado de indefensión por los mismos que ahora quieren posar de benefactores de la humanidad. Un crimen ocurrido hace muy pocos meses, pero que sólo parece permanecer en la memoria de los familiares de las víctimas.
Si alguien se ha prestado para lavarles a las Farc la terrible imagen con la que quedaron tras esa masacre, esa ha sido la funesta Piedad. Y como los colombianos somos tan desmemoriados, hay que recordar que doña Piedad ya había hecho mandados similares. Por ejemplo, a Ernesto Samper, cuando el entonces presidente fue juzgado en el Congreso por el ingreso de dineros del narcotráfico en su campaña, la Senadora antioqueña se convirtió en su más vehemente defensora. Lo que no se supo fue a cambio de qué, porque ella no da puntada sin dedal.
Pero con ningún manejo de imagen le ha ido mejor que con el suyo propio.
Gracias a la actitud de emperatriz africana que ha asumido, ya nadie recuerda que hace dos años la despojaron de la curul que ganó en el 2002, por haber sido elegida con un costalado de votos que llegaron del Chocó que, a la postre, resultaron chimbos.
Parece que nosotros nunca superamos el período de la Patria Boba y ahora medio país está convencido que esta mujer calculadora y ambiciosa anda desesperada por lograr la liberación de los secuestrados.
Despertemos. Lo que hay tras esa mediación es el plan urdido por Chávez, con el beneplácito de las Farc, para convertir a su íntima amiga en una heroína, con el fin de posicionarla como su carta ganadora en las elecciones del 2010. Si Piedad estuviera pensando en la liberación de secuestrados habría
adelantado su papel de una forma discreta y no con el protagonismo
descarado con el que lo ha hecho. Lo grave es que aquí mordemos el anzuelo fácil y sin que Piedad haya logrado nada ya la estamos calificando como personaje del año. ¡Qué tal que hubiera conseguido la liberación de los secuestrados! Mínimo la estaríamos postulando para Premio Nobel de la Paz.
El único que se percató del pacto que parecen haber suscrito Chávez y las Farc para encumbrar a Piedad fue el presidente Uribe, que en buena hora terminó la pantomima de mediación que venían adelantado la funesta Senadora y su patrón venezolano.
La lección que dejó el fracaso de esa mediación es que en lo sucesivo hay que analizar muy bien cualquier iniciativa que provenga del eje Hugo-Piedad-Farc. Por eso, aunque es entendible que la presunta liberación de Clara Rojas y de su hijo genere júbilo, no se puede convertir en un triunfo político del eje ese contentillo que las Farc nos dieron para ocultar su negativa a la zona de encuentro que se les propuso para negociar el intercambio
Diciembre 21 de 2007
Ni Piedad Córdoba es el personaje del año, ni las Farc han tenido ningún gesto humanitario, ni Hugo Chávez es Simón Bolívar.
Esas son las tres verdades del año que, debido al tropicalismo y a la falta de análisis que caracteriza a nuestros medios de comunicación, y por ahí derecho al resto de los colombianos, han quedado sepultadas por unas verdades totalmente aparentes.
Personajes del año, los once diputados del Valle, asesinados en total estado de indefensión por los mismos que ahora quieren posar de benefactores de la humanidad. Un crimen ocurrido hace muy pocos meses, pero que sólo parece permanecer en la memoria de los familiares de las víctimas.
Si alguien se ha prestado para lavarles a las Farc la terrible imagen con la que quedaron tras esa masacre, esa ha sido la funesta Piedad. Y como los colombianos somos tan desmemoriados, hay que recordar que doña Piedad ya había hecho mandados similares. Por ejemplo, a Ernesto Samper, cuando el entonces presidente fue juzgado en el Congreso por el ingreso de dineros del narcotráfico en su campaña, la Senadora antioqueña se convirtió en su más vehemente defensora. Lo que no se supo fue a cambio de qué, porque ella no da puntada sin dedal.
Pero con ningún manejo de imagen le ha ido mejor que con el suyo propio.
Gracias a la actitud de emperatriz africana que ha asumido, ya nadie recuerda que hace dos años la despojaron de la curul que ganó en el 2002, por haber sido elegida con un costalado de votos que llegaron del Chocó que, a la postre, resultaron chimbos.
Parece que nosotros nunca superamos el período de la Patria Boba y ahora medio país está convencido que esta mujer calculadora y ambiciosa anda desesperada por lograr la liberación de los secuestrados.
Despertemos. Lo que hay tras esa mediación es el plan urdido por Chávez, con el beneplácito de las Farc, para convertir a su íntima amiga en una heroína, con el fin de posicionarla como su carta ganadora en las elecciones del 2010. Si Piedad estuviera pensando en la liberación de secuestrados habría
adelantado su papel de una forma discreta y no con el protagonismo
descarado con el que lo ha hecho. Lo grave es que aquí mordemos el anzuelo fácil y sin que Piedad haya logrado nada ya la estamos calificando como personaje del año. ¡Qué tal que hubiera conseguido la liberación de los secuestrados! Mínimo la estaríamos postulando para Premio Nobel de la Paz.
El único que se percató del pacto que parecen haber suscrito Chávez y las Farc para encumbrar a Piedad fue el presidente Uribe, que en buena hora terminó la pantomima de mediación que venían adelantado la funesta Senadora y su patrón venezolano.
La lección que dejó el fracaso de esa mediación es que en lo sucesivo hay que analizar muy bien cualquier iniciativa que provenga del eje Hugo-Piedad-Farc. Por eso, aunque es entendible que la presunta liberación de Clara Rojas y de su hijo genere júbilo, no se puede convertir en un triunfo político del eje ese contentillo que las Farc nos dieron para ocultar su negativa a la zona de encuentro que se les propuso para negociar el intercambio
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