domingo, 25 de noviembre de 2007

*OSWALDO ALVAREZ PAZ: LAS GRAVES RESPONSABILIDADES HISTÓRICAS




DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
LAS GRAVES RESPONSABILIDADES HISTÓRICAS


Quisiera escribir en otros términos, pero no puedo. De las “virtudes” útiles en política carezco de una, la hipocresía. A lo largo de tantos años de combate he tenido triunfos y derrotas, alegrías y tristezas. Creo haber sabido comportarme en las alturas por haber conocido muy bien las honduras. Temprano aprendí a reconocer errores y a rectificar, pero también a mantener con firmeza las posiciones derivadas de principios y valores irrenunciables. He seguido siempre, cuando creo tener razón, el consejo de Tagore, poeta bengalí, “Si nadie responde a tu llamada, camina solo, camina solo”. No me gusta la soledad, pero la prefiero mil veces antes que caer en el juego calculado y oportunista de las circunstancias en coyunturas tan graves como la presente. Ojala y me equivoque. No vacilaría en asumirlo y tratar de compensar las consecuencias. Espero que todos actuemos de la misma forma y que las graves responsabilidades históricas de este tiempo no provoquen heridas de esas que nunca se curan.

Venezuela conoce las razones por las cuales no voy a votar. Sería ocioso repetirlas, aunque mientras más reflexiono sobre ellas, más se reafirma en mí la convicción de que por el camino del voto en el referéndum próximo se contribuye de manera eficiente a la muerte de la república democrática de Venezuela para darle paso a un estado socialista a la cubana. Nacería luego de un fraude constitucional, por un camino ilegítimo e ilegal, de consecuencias “moralmente inaceptables”. Hijo de un golpe de estado de ejecución progresiva, avalado por un proceso de votación controlado absolutamente por el régimen. No puedo aceptar eso de “votar con un pañuelo en la nariz”, ni reducir el drama venezolano a una folclorizada campaña entre un SI y un NO, encapsulada en cuñas comerciales y propaganda de ambos bandos.


Confundir democracia con elecciones es mortal hoy día. Seguir predicando que el voto es la “única arma” para defenderla refleja comodidad, cobardía o ignorancia en quienes siguen dominados por el temor al futuro. No entienden que al tratar de evitar alcanzarlo solo aproximan sus devastadoras consecuencias. Esta democracia ha sido destruida desde la democracia misma y el estado de derecho aniquilado desde una legalidad manipulada en nuestras narices. Restablecerla, provocar un verdadero y auténtico renacimiento democrático es obligación inmediata para todos nosotros.


En medio del natural entusiasmo de quienes de buena fe aspiran un gran triunfo el 2D, también existe un clima de tragedia y fatalismo que puede consolidarse en los próximos días. La lucha pasa a ser de otra naturaleza y nada podrá evitar el camino de la confrontación abierta. No hay otra forma de salir de la barbarie que nos gobierna. Las acciones, mientras más duras provocarán decisiones más rápidas y el ahorro de muchos sufrimientos. Hasta los idiotas pueden entender que el régimen juega a la guerra civil.

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