MENSAJE A BOLIVIA Y ECUADOR
Mensaje a Bolivia y Ecuador
La denominación de fascista que unos han hecho del régimen de Hugo Chávez, o de comunista que han acuñado otros, proviene de los innegables rasgos comunes a ambos sistemas totalitarios.
El objetivo supremo del chavismo desde su triunfo electoral en 1998 no ha sido otro que calcar el fracasado sistema comunista instaurado por Fidel Castro en Cuba. Precisamente, la reforma constitucional propuesta por Chávez es el paso decisivo hacia la castrocomunistización de Venezuela. Pero también son planteamientos de la ideología nazi: liquidar la propiedad privada, militarizar la sociedad, imponer un pensamiento único, abolir el sufragio, establecer la presidencia vitalicia, tal y como lo reconoce el pensador marxista André Gorz, cuando afirma que la realización del programa fascista “supone una transformación radical de la sociedad y del Estado, una refundación total de todas las instituciones, próxima, en ciertos puntos, de la que propone el movimiento socialista” (André Gorz. Adiós al proletariado. 1980, p. 68).
Al revisar el Programa del Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes [1] de febrero de 1920 observamos las coincidencias con las ideas comunistas y la propuesta del Socialismo del siglo XXI de Chávez. Algunas de ellas son:
“6) La lucha contra la corrupción del régimen parlamentario;
13) La estatización de todas las empresas que han existido hasta el presente bajo la forma de Sociedad;
17) La promulgación de una ley que sustente la expropiación sin contrapartida de los bienes raíces en provecho de empresas de utilidad pública;
20) Que corresponde al Estado emprender el desarrollo sistemático de la educación del pueblo;
23) La lucha legal contra la mentira política… y su propagación a través de la prensa. Los periódicos que se opongan al bien común deberán prohibirse;
24) La reconstrucción duradera de nuestro pueblo sobre la base del principio de que el bien común está por encima del bien particular y,
25) Para realizar todas estas reivindicaciones, exigimos para el Reich la instauración de un poder central fuerte”.
Nazismo y chavismo en el poder
Más allá de lo programático, el mayor parecido del chavismo con el totalitarismo fascista proviene del hecho de que ambos accedieron al poder por la vía electoral. Por esta razón Chávez ha venido simulando respeto a las reglas del juego democrático para alcanzar su propósito. Si hubiese triunfado con el golpe militar del 04 de febrero de 1992, su ideología comunista la habría tratado de imponer a los venezolanos a sangre y fuego como han hecho todos los movimientos comunistas que han tomado el poder por las armas.
Los nazis ganaron las elecciones parlamentarias el 03 de marzo de 1933, con el 43,9% de la votación (en su participación inicial, en mayo de 1928, habían obtenido sólo 2,6%). A partir de allí desarrollaron una estrategia de concentración del poder en el Jefe Único (Führer) y de destrucción del pluralismo democrático: a las pocas semanas aprobaron una Ley Habilitante por 3 años (Ley de Autorización) que otorgó plenas facultades legislativas a Hitler y a mediados de julio se publicó la Ley que creaba el partido único del Estado alemán aboliendo los demás partidos. Hitler continuó convocando al pueblo alemán a elecciones plebiscitarias para mantener al pueblo alemán galvanizado en torno a él. Llevó a cabo cuatro referéndums, con los siguientes resultados favorables: 95,1% en noviembre de 1933, 89,9% en agosto de 1934, 90,8% en enero de 1935 y 99,0% en abril de 1938.
De manera semejante, tras su elección en diciembre de 1998 con 56,2% de los votos, Chávez impulsó una Asamblea Constituyente que fue electa en abril de 1999 y que se proclamó originaria. La mayoría que obtuvo en esa Asamblea se encargó de redactar una nueva Constitución, que fue aprobada en diciembre de 1999 con el 71% de los votos de la minoría que participó (la abstención fue de 55,62%). El ideólogo de esta perversa estrategia de aprovechar la popularidad inicial para dar un “golpe constituyente” fue el sociólogo argentino Norberto Ceresole, amplio conocedor de la historia política alemana, para quien el principal soporte del modelo político “revolucionario” residía en “la concentración y la centralización del poder” en el Caudillo, en Chávez. [2]
Para el venidero diciembre ha fijado Chávez la realización del referendum aprobatorio de su reforma constitucional. A menos que el pueblo venezolano enfrente el fraude y se empine con valentía por encima de un liderazgo opositor colaboracionista con el gobierno, la Reforma Constitucional propuesta por Hugo Chávez se aprobará en diciembre con una amplia mayoría: “77, 74% a favor del SI y una abstención de apenas 19,01%”. Resultados virtuales garantizados por el sistema electoral fraudulento que, desde el Referendum Revocatorio, el gobierno ha organizado mediante:
Un absoluto dominio del árbitro, Cossa Nostra Electoral (CNE) [3]
El control de las empresas que manejan el sistema electrónico de votación, la proveedora de las máquinas de votación SMARTMATIC y la nacionalizada empresa de telecomunicaciones CANTV.
La utilización de encuestadoras fantasmas (NORTH AMERICAN OPINION RESEARCH) y adeptas (ZOGBY y EVANS McDONOUGH de Estados Unidos, IVAD y DATANALISIS de Venezuela) para manipular la opinión pública nacional e internacional.
Hugo Chávez ha avanzado en su objetivo de imponer un Estado comunista en Venezuela. Pretende dar el golpe definitivo en diciembre y puede salir triunfante porque cuenta para ello con el fraude y con la ayuda de un sector opositor colaboracionista. No le será fácil al pueblo venezolano, adverso al comunismo, librarse de esta calamidad.
A los hermanos bolivianos y ecuatorianos, que viven una fase incipiente de la “tragedia constituyente”, deseamos enviarles estas reflexiones para que no actúen con la ingenuidad que nosotros lo hicimos y, mirándose en nuestro espejo, tomen los correctivos necesarios a tiempo.
Mensaje a Bolivia y Ecuador
La denominación de fascista que unos han hecho del régimen de Hugo Chávez, o de comunista que han acuñado otros, proviene de los innegables rasgos comunes a ambos sistemas totalitarios.
El objetivo supremo del chavismo desde su triunfo electoral en 1998 no ha sido otro que calcar el fracasado sistema comunista instaurado por Fidel Castro en Cuba. Precisamente, la reforma constitucional propuesta por Chávez es el paso decisivo hacia la castrocomunistización de Venezuela. Pero también son planteamientos de la ideología nazi: liquidar la propiedad privada, militarizar la sociedad, imponer un pensamiento único, abolir el sufragio, establecer la presidencia vitalicia, tal y como lo reconoce el pensador marxista André Gorz, cuando afirma que la realización del programa fascista “supone una transformación radical de la sociedad y del Estado, una refundación total de todas las instituciones, próxima, en ciertos puntos, de la que propone el movimiento socialista” (André Gorz. Adiós al proletariado. 1980, p. 68).
Al revisar el Programa del Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes [1] de febrero de 1920 observamos las coincidencias con las ideas comunistas y la propuesta del Socialismo del siglo XXI de Chávez. Algunas de ellas son:
“6) La lucha contra la corrupción del régimen parlamentario;
13) La estatización de todas las empresas que han existido hasta el presente bajo la forma de Sociedad;
17) La promulgación de una ley que sustente la expropiación sin contrapartida de los bienes raíces en provecho de empresas de utilidad pública;
20) Que corresponde al Estado emprender el desarrollo sistemático de la educación del pueblo;
23) La lucha legal contra la mentira política… y su propagación a través de la prensa. Los periódicos que se opongan al bien común deberán prohibirse;
24) La reconstrucción duradera de nuestro pueblo sobre la base del principio de que el bien común está por encima del bien particular y,
25) Para realizar todas estas reivindicaciones, exigimos para el Reich la instauración de un poder central fuerte”.
Nazismo y chavismo en el poder
Más allá de lo programático, el mayor parecido del chavismo con el totalitarismo fascista proviene del hecho de que ambos accedieron al poder por la vía electoral. Por esta razón Chávez ha venido simulando respeto a las reglas del juego democrático para alcanzar su propósito. Si hubiese triunfado con el golpe militar del 04 de febrero de 1992, su ideología comunista la habría tratado de imponer a los venezolanos a sangre y fuego como han hecho todos los movimientos comunistas que han tomado el poder por las armas.
Los nazis ganaron las elecciones parlamentarias el 03 de marzo de 1933, con el 43,9% de la votación (en su participación inicial, en mayo de 1928, habían obtenido sólo 2,6%). A partir de allí desarrollaron una estrategia de concentración del poder en el Jefe Único (Führer) y de destrucción del pluralismo democrático: a las pocas semanas aprobaron una Ley Habilitante por 3 años (Ley de Autorización) que otorgó plenas facultades legislativas a Hitler y a mediados de julio se publicó la Ley que creaba el partido único del Estado alemán aboliendo los demás partidos. Hitler continuó convocando al pueblo alemán a elecciones plebiscitarias para mantener al pueblo alemán galvanizado en torno a él. Llevó a cabo cuatro referéndums, con los siguientes resultados favorables: 95,1% en noviembre de 1933, 89,9% en agosto de 1934, 90,8% en enero de 1935 y 99,0% en abril de 1938.
De manera semejante, tras su elección en diciembre de 1998 con 56,2% de los votos, Chávez impulsó una Asamblea Constituyente que fue electa en abril de 1999 y que se proclamó originaria. La mayoría que obtuvo en esa Asamblea se encargó de redactar una nueva Constitución, que fue aprobada en diciembre de 1999 con el 71% de los votos de la minoría que participó (la abstención fue de 55,62%). El ideólogo de esta perversa estrategia de aprovechar la popularidad inicial para dar un “golpe constituyente” fue el sociólogo argentino Norberto Ceresole, amplio conocedor de la historia política alemana, para quien el principal soporte del modelo político “revolucionario” residía en “la concentración y la centralización del poder” en el Caudillo, en Chávez. [2]
Para el venidero diciembre ha fijado Chávez la realización del referendum aprobatorio de su reforma constitucional. A menos que el pueblo venezolano enfrente el fraude y se empine con valentía por encima de un liderazgo opositor colaboracionista con el gobierno, la Reforma Constitucional propuesta por Hugo Chávez se aprobará en diciembre con una amplia mayoría: “77, 74% a favor del SI y una abstención de apenas 19,01%”. Resultados virtuales garantizados por el sistema electoral fraudulento que, desde el Referendum Revocatorio, el gobierno ha organizado mediante:
Un absoluto dominio del árbitro, Cossa Nostra Electoral (CNE) [3]
El control de las empresas que manejan el sistema electrónico de votación, la proveedora de las máquinas de votación SMARTMATIC y la nacionalizada empresa de telecomunicaciones CANTV.
La utilización de encuestadoras fantasmas (NORTH AMERICAN OPINION RESEARCH) y adeptas (ZOGBY y EVANS McDONOUGH de Estados Unidos, IVAD y DATANALISIS de Venezuela) para manipular la opinión pública nacional e internacional.
Hugo Chávez ha avanzado en su objetivo de imponer un Estado comunista en Venezuela. Pretende dar el golpe definitivo en diciembre y puede salir triunfante porque cuenta para ello con el fraude y con la ayuda de un sector opositor colaboracionista. No le será fácil al pueblo venezolano, adverso al comunismo, librarse de esta calamidad.
A los hermanos bolivianos y ecuatorianos, que viven una fase incipiente de la “tragedia constituyente”, deseamos enviarles estas reflexiones para que no actúen con la ingenuidad que nosotros lo hicimos y, mirándose en nuestro espejo, tomen los correctivos necesarios a tiempo.
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