viernes, 20 de septiembre de 2013

TRINO MÁRQUEZ, PLAN CÁRCEL INSEGURA

       En los sondeos de opinión se alternan los problemas que más preocupan a los venezolanos. En algunas encuestas aparece el alto costo de la vida, la escasez, el desabastecimiento y el desempleo como los látigos que más azotan a la nación. En otros, es la violencia y la inseguridad ciudadana los que concentran la atención. Cualquiera sea el peso relativo de esas dos dimensiones, lo cierto es que ambas muestran la insondable profundidad de la crisis que vive el país y ante la cual vemos un gobierno desconcertado, que solo cuenta con el arma de la intimidación, el hostigamiento y la represión para tratar de evitar que el descontento se desborde.

El Plan Patria Segura, divisa del ministro del Interior y Justicia, Miguel Rodríguez Torres, ha resultado un fracaso estruendoso, entre otras razones porque es la propia policía  la protagonista de los delitos más comunes. En este rubro los secuestros exprés se han convertido en una industria próspera y lucrativa. Mientras muchas empresas agonizan porque no consiguen divisas para comprar repuestos, materia prima o renovar equipos, las bandas organizadas, con agentes de seguridad como líderes, se multiplican y enriquecen a velocidades siderales. Los extorsionadores argumentan que son modestos padres de familia a quienes el miserable sueldo de policías no les alcanza para mantener con dignidad a la familia. De acuerdo con esta particular visión, en realidad no cometen una fechoría sino un acto de justicia social, solo que a través del reparto compulsivo de la riqueza.

El número de crímenes tampoco ha retrocedido. La proyección indica que en 2013 el número de asesinatos y muertes violentas se empinará por encima de las 20.000 víctimas. La razón de esta guerra es que hay más de un millón de armas ilegales que no han sido rescatadas. El programa de recuperación de armas de fuego fue un fiasco. La gente no entrega su “hierro” porque lo usa para “trabajar” o porque lo conserva para defenderse.
         El Plan Patria Segura tuvo una versión restringida y acotada a las cárceles. Se trataba de humanizar los establecimientos penitenciarios, desarmar a los reclusos, humanizar los centros de reclusión y acabar con los pranes,  esos caudillos locales que desatan el terror en los presos que no se afilian a alguno de los bandos en los que se reparte el poder dentro de los presidios. 
      La ministra de Asuntos Penitenciarios, Iris Valera, en repetidas oportunidades ha anunciado los planes del Gobierno y ha esbozado las iniciativas que su despacho emprendería para acabar con la violencia carcelaria. En este campo la frustración es todavía mayor. Venezuela exhibe el más elevado número de muertes en América Latina entre la población cautiva. En 2013 los fallecidos serán más de quinientos en una población que apenas supera los 45.000 reclusos.
         El enfrentamiento en la cárcel de Sabaneta el martes 16 de septiembre dejó dieciséis muertos. En esa batalla campal entre bandas jefaturadas por al menos tres pranes  -que se prologó por diecisiete horas- fueron utilizadas armas largas y granadas, que ni se venden en la botica, ni se pasan camufladas en la comida que los familiares les llevan a los presos. Los actos de salvajismo cometidos alcanzaron decibeles muy altos. Ante tal barbarie, a la señora Varela lo único que se le ocurrió declarar fue que lamentaba que hubiese “liderazgos negativos”, deploraba que hubiese gente que no sentía “el más mínimo respeto por la vida” y hacia un llamado a “deponer la violencia”. Por supuesto que ninguna autocrítica a su gestión que ha sido desastrosa. Ningún anuncio de abrir una investigación imparcial para establecerer cómo entraron los fusiles y las granadas al presidio, y cómo abundaban las armas blancas. Ni la más leve amenaza de desentrañar la red de complicidades existente entre la Guardia Nacional, la policía penal y los pranes. Sus declaraciones parecíanhaber sido emitidas por una piadosa señora presidenta de una asociación caritativa y no por una funcionaria de alto rango, con un conjunto de atribuciones y competencias bien definidas y responsable directa de lo que ocurre en los penales.
         El Estado renunció a ejercer la autoridad y el control de las cárceles. Les entregó el poder a las mafias externas e internas. Los resultados son patéticos. Los presos que logran sobrevivir al horror salen aún peor de lo que entraron. Agudizar la psicopatía se convierte en un instrumento de defensa propia. Pedro Carreño: deberías pedirle la renuncia a Iris Varela.
         @trinomarquezc

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CHARITO ROJAS, PEDOFILIA EDUCATIVA

 “La educación regulada por esta Ley se fundamenta en la doctrina de nuestro Libertador Simón Bolívar, en la doctrina de Simón Rodríguez, en el humanismo social y está abierta a todas las corrientes del pensamiento”. Ley de Educación, art. 14.
“En los pájaros del llano mi canto se va sintiendo, cantos de revolución pa Nicolás y mi pueblo, y el 14 por la noche vete pal balcón bailando, ponte mosca, Nicolás, que yo voy a estar cantando, del cuartel veré clarito a mi pueblo celebrando, porque el 15, Nicolás, tú amaneces gobernando”, recitó una niña de 11 años con tono enérgico y rompiendo en llanto recordando al finado comandante, en un acto de la campaña de abril, en abierta violación a la Lopna, a la Ley del Sufragio y hasta a la Constitución Nacional.
Maduro viene utilizando a los niños desde que se vio en el compromiso de asumir la Presidencia de la República, imitando así al finado que cada dos por tres aparecía con un cortejo de muchachitos que recitaban como periquitos loas al “titán”.
Pero esto de adoctrinar niños en una ideología política no es de la cosecha chavista. Desde inmemoriales tiempos, dictadores y afines descubrieron que debían sembrar en las inmaduras mentes infantiles la adoración por el caudillo y su pensamiento, para que al crecer estuviesen absolutamente adoctrinados. Era sembrar para luego cosechar adeptos. Lo practicó así Mussolini y sus brigadas, Hitler y su juventud hitleriana, Castro y sus pioneritos.
Es mucho más fácil penetrar en la mente virgen de un niño, formarla en determinadas ideas, cuajar en ella conceptos que luego el paso de los años difícilmente borrará. El gobierno chavista, con el castrismo aconsejándolo, desde un comienzo entendió que para romper el pensamiento democrático, había que tomar la educación y adecuarla al pensamiento socialista-fascista-marxista-capitalista de estado o lo que quiera que sea ese pasticho ideológico llamado chavismo, que tiene como base fundamental idolatrar al líder fundador y un caletre anti imperialista, anti neoliberal, anti burgués, etc.etc.etc.
Los intentos de penetrar la educación como concepto universal hasta ahora han sido saboteados por organizaciones de padres, representantes y educadores, sobre todo del sector privado. Pero ya el régimen logró imponer algo que se llama “consejos educativos”, que no son más que la presencia de elementos políticos, ajenos a la comunidad educativa, en el centro de toma de decisiones fundamentales en la orientación de los planteles.
Ya los libros, sobre todo de primaria, habían experimentado cierta torcedura histórica, que ponía como los buenos a los golpistas y como los bandidos a los demócratas que hicieron 40 años de democracia en el país, que por muy imperfecta que fuera, al menos trataba de “no obrarse en las leyes”, como decía mi abuelo.
Pero el actual presidente al bate, que quiere ser más chavista que el finado, está entregando una constitución en cuya portada aparece el que les conté rodeado y adorado por niños, que se envuelven con él en la bandera. En la contraportada de esta constitución infantil aparece Bolívar posando su mano en el hombro del finado, que entrega amorosamente el adefesio constitucional a unos infantes. En el interior, fotos de Maduro y del finado con el slogan: “Tenemos Patria”. Lo que no dicen a los niños es que también tenemos 72% de inflación en los alimentos, más de 800 apagones mensuales, escasez de medicinas, empresas y fincas arruinadas, salud colapsada, entre otros detalles de esta patria nuestra.
Los camiones que trasladan el material educativo de constituciones, libros y “morrales de Chávez” (con los ojos del finado metiéndole miedo a los carajitos), tienen en su exterior dibujos de Bolívar y el muerto, mano a mano, de tú a tú, panitas pues. Porque en la ideología chavista ya están igualados, son la misma cosa, el de Sabaneta y el Libertador. La ignorancia es más gratuita que la educación.
En los libros de historia, 40 años de democracia se reflejan en 20 páginas, mientras que la gesta del “comandante eterno” se lleva 26 y media. Esa es la desproporción que intentan sembrarle a los niños venezolanos. Es hora de que los padres y educadores responsables de una educación libre y plural combatan este crimen de pedofilia educativa.
Charitorojas2010@hotmail.com
Twitter:@charitorojas

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