jueves, 4 de julio de 2013

GERARDO FERNÁNDEZ, NO A LA CONSTITUYENTE

Podríamos ir después que resolvamos los reales y prioritarios problemas del país. 

En los últimos tiempos se ha planteado la necesidad de una constituyente como una salida a la crisis política. La constituyente se plantea como una salida de transición política y su convocatoria sería una herramienta para superar la crisis de legitimidad y recuperar la institucionalidad democrática. Otros plantean que la constituyente sería una herramienta, una vez que cambie el gobierno, para la recuperación de la institucionalidad y una solución a los problemas y deficiencias gubernamentales.

La constituyente tiene por objetivo una modificación de la Constitución y del orden institucional. Los problemas que aquejan y sufre el país no se resuelven con una constituyente, un cambio de Constitución o un nuevo orden constitucional. Los males que estamos padeciendo no son culpa de la Constitución, no son fundamentalmente un problema constitucional y, un debate constituyente sobre temas constitucionales, en nada contribuye a resolver los problemas de servicios públicos, corrupción, inseguridad, control de cambio, desabastecimiento, desempleo, falta de vivienda, crisis universitaria, epidemia del H1N1, ilegitimidad del gobierno, totalitarismo parlamentario, falta de autonomía del Poder Judicial, CNE y Poder Ciudadano, cadenas de radio y TV, falta de institucionalidad militar, e ineficiencia absoluta del régimen.

Los problemas gubernamentales se resuelven con un nuevo gobierno y gobernando conforme a la Constitución; el cambio de gobierno debe y puede venir conforme a la Constitución y respetando los mecanismos institucionales existentes.

Una constituyente implica por los menos tres procesos electorales; el desgaste de activar institucionalmente el proceso como tal; un largo proceso de debate y la subsecuente polarización y; después de por los menos dos años, una nueva Constitución, eligiendo, en un cuarto proceso electoral, las nuevas autoridades y designando los órganos del poder público. Mientras tanto, hay más inseguridad jurídica e institucional, más polarización, más elecciones, más desgastes, menos gobierno y menos solución a los problemas reales e inmediatos de los ciudadanos.

La constituyente es una caja de Pandora. Después que resolvamos los reales y prioritarios problemas del país, vamos a la constituyente, antes es defraudar al ciudadano.

gfernandez@cjlegal.net

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