El Liberal - 12-Abr-13 - Opinión
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El sueño totalitario
por Miguel Ángel Rouco
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El sueño totalitario
por Miguel Ángel Rouco
Si las inundaciones pusieron de manifiesto las fallas estructurales del país y la carencia de un sistema de emergencias, la improvisación del gobierno en materia económica pone de relieve que la única intención de la Casa Rosada, es llegar a octubre aunque sea a los empujones.
La impericia y la negligencia oficial cobró otras 51 víctimas fatales que al igual que en el caso de la tragedia de Once, ponen al desnudo un macabro manejo del valor vida en la Argentina.
Como si nadie tomara noción de semejante daño, aun hoy la dirigencia oficial sigue jugando políticamente con el número de muertos y con la asistencia a los damnificados.
Pero tampoco se cuentan los daños económicos. ¿Cuánto dinero se perdió con el temporal? Aún resulta impreciso saberlo porque no se termina de evaluar los daños.
¿Por qué no se realizaron las inversiones necesarias después de 4 inundaciones producidas desde 2002? Es un misterio que sólo se explica desde el cinismo político. Del mismo modo que no se explica cómo los responsables políticos aún permanecen en sus puestos y como tampoco se detectaron los responsables de la tragedia de Once, tras la cual, el ministro De Vido prometió encontrarlos en un plazo no mayor a los 15 días de ocurrido el siniestro.
De la misma manera que se pretenden ocultar los daños, el gobierno insiste en ocultar las deudas que mantiene con proveedores, exportadores, beneficiarios de subsidios, holdouts, Club de París y juicios con empresas extranjeras en el Ciadi y con jubilados y pensionados.
El reconocimiento de estos pasivos ocultos supera holgadamente el nivel de reservas de libre disponibilidad, lo que coloca al país nuevamente en un escenario de quebranto.
El factor deuda es mucho más gravoso si se tiene en cuenta que el patrimonio neto del Banco Central es, por extensión, ficticio, habida cuenta que la autoridad monetaria contabiliza a su favor, documentos del Tesoro que nunca van a ser pagados y no toma en cuenta como pasivos, títulos que tienen en su patrimonio los bancos (Lebac y Nobac).
Al mismo tiempo, el BCRA no cesa en su política de emisión de dinero sin respaldo y la cantidad de agregados monetarios van aumentando en relación con las escasas reservas. A esta altura, los pesos -en circulación y en el sistema bancario-, no tienen respaldo. Y en este sentido, la escasez de dólares se hace aún más ostensible.
En el caso del sector pasivo, la cantidad de demandas que afronta la Anses en los tribunales -unas 270.000 causas-, han obligado al director de esa entidad, Diego Bossio, a advertir que ‘si se efectivizaran, no habría fondos para pagarlas‘.
Esta enorme cantidad de pasivos ocultos pone sobre la mesa que el modelo kirchnerista es un proyecto terminado, sin solución de continuidad, a menos que se eliminen estos factores distorsivos.
Y esta hipótesis se enlaza con el paquete de reforma judicial que presentó la Casa Rosada. La limitación de las medidas cautelares de contenido patrimonial en las demandas contra el Estado, va en este sentido.
Esta medida deja sin armas a los ciudadanos frente al Estado y a éste con un gran poder discrecional para quedarse con una mayor riqueza de los particulares.
De aprobarse esta iniciativa, con la ley de Emergencia Económica, sin dólares disponibles y con reclamos judiciales por doquier, la administración Kirchner lanzará un monumental ataque sobre el patrimonio de los ciudadanos, para hacerse de un nuevo botín y asegurar su posición futura.
Al limitar las cautelares, Kirchner pretende llevar adelante una fenomenal licuación de pasivos, sin dejar defensa jurídica a los acreedores y ahorristas.
Hoy, todo está en peligro.
En términos más llanos, el modelo va hacia una nueva confiscación, para alimentar su sueño totalitario.
La impericia y la negligencia oficial cobró otras 51 víctimas fatales que al igual que en el caso de la tragedia de Once, ponen al desnudo un macabro manejo del valor vida en la Argentina.
Como si nadie tomara noción de semejante daño, aun hoy la dirigencia oficial sigue jugando políticamente con el número de muertos y con la asistencia a los damnificados.
Pero tampoco se cuentan los daños económicos. ¿Cuánto dinero se perdió con el temporal? Aún resulta impreciso saberlo porque no se termina de evaluar los daños.
¿Por qué no se realizaron las inversiones necesarias después de 4 inundaciones producidas desde 2002? Es un misterio que sólo se explica desde el cinismo político. Del mismo modo que no se explica cómo los responsables políticos aún permanecen en sus puestos y como tampoco se detectaron los responsables de la tragedia de Once, tras la cual, el ministro De Vido prometió encontrarlos en un plazo no mayor a los 15 días de ocurrido el siniestro.
De la misma manera que se pretenden ocultar los daños, el gobierno insiste en ocultar las deudas que mantiene con proveedores, exportadores, beneficiarios de subsidios, holdouts, Club de París y juicios con empresas extranjeras en el Ciadi y con jubilados y pensionados.
El reconocimiento de estos pasivos ocultos supera holgadamente el nivel de reservas de libre disponibilidad, lo que coloca al país nuevamente en un escenario de quebranto.
El factor deuda es mucho más gravoso si se tiene en cuenta que el patrimonio neto del Banco Central es, por extensión, ficticio, habida cuenta que la autoridad monetaria contabiliza a su favor, documentos del Tesoro que nunca van a ser pagados y no toma en cuenta como pasivos, títulos que tienen en su patrimonio los bancos (Lebac y Nobac).
Al mismo tiempo, el BCRA no cesa en su política de emisión de dinero sin respaldo y la cantidad de agregados monetarios van aumentando en relación con las escasas reservas. A esta altura, los pesos -en circulación y en el sistema bancario-, no tienen respaldo. Y en este sentido, la escasez de dólares se hace aún más ostensible.
En el caso del sector pasivo, la cantidad de demandas que afronta la Anses en los tribunales -unas 270.000 causas-, han obligado al director de esa entidad, Diego Bossio, a advertir que ‘si se efectivizaran, no habría fondos para pagarlas‘.
Esta enorme cantidad de pasivos ocultos pone sobre la mesa que el modelo kirchnerista es un proyecto terminado, sin solución de continuidad, a menos que se eliminen estos factores distorsivos.
Y esta hipótesis se enlaza con el paquete de reforma judicial que presentó la Casa Rosada. La limitación de las medidas cautelares de contenido patrimonial en las demandas contra el Estado, va en este sentido.
Esta medida deja sin armas a los ciudadanos frente al Estado y a éste con un gran poder discrecional para quedarse con una mayor riqueza de los particulares.
De aprobarse esta iniciativa, con la ley de Emergencia Económica, sin dólares disponibles y con reclamos judiciales por doquier, la administración Kirchner lanzará un monumental ataque sobre el patrimonio de los ciudadanos, para hacerse de un nuevo botín y asegurar su posición futura.
Al limitar las cautelares, Kirchner pretende llevar adelante una fenomenal licuación de pasivos, sin dejar defensa jurídica a los acreedores y ahorristas.
Hoy, todo está en peligro.
En términos más llanos, el modelo va hacia una nueva confiscación, para alimentar su sueño totalitario.
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