sábado, 12 de enero de 2013

GERMÁN CABRERA TRAVERSONI, SEGUNDA CARTA ABIERTA AL PRESIDENTE JOSÉ MUJICA DESDE VENEZUELA

Sr. José Mujica Cordano
Presidente de la República Oriental del Uruguay.
De mi consideración.
Estimado Pepe:
 Amparado en mi doble nacionalidad venezolana-uruguaya y en mi condición de ex militante Tupamaro compañero tuyo en la cárcel de Punta Carretas y el Penal de Punta de Rieles, voy a cometer por segunda vez el abuso de escribir una carta abierta, referida en esta oportunidad a  la que considero tu actitud complaciente ante las arbitrariedades antidemocráticas y los abusos de poder del gobierno venezolano.
La escribo hoy, 10 de enero de 2013, mientras te observo por televisión, vestido con tu traje celeste y tus lentes oscuros,  a la espera de sumar un discurso a lo ya dicho en ese acto patriotero, autoritario y absurdo organizado de apuro por el chavismo, una suerte de ópera bufa anacrónica repleta de la euforia manipuladora y de los lugares comunes  de la izquierda decimonónica dueña de la verdad. Una puesta en escena revolucionaria con milicias de utilería y todo, destinada a ocultar una vez más lo que realmente sucede en este sufrido país.
Con mucha tristeza y mucha rabia he sido testigo durante los últimos años de los aplausos y frases lisonjeras que has dedicado al Presidente Hugo Chávez y a la autodenominada Revolución Bolivariana.
Infructuosamente he intentado acercarte por vías más directas la visión que sobre este proceso político tiene gran parte de la población venezolana, incluida la mayoría de las izquierdas, pero no he recibido de ti ni siquiera un acuse de recibo.
Esa “gran parte de la población” que menciono ha sido en las últimas elecciones presidenciales nada menos que el 46% del padrón electoral vigente, es decir que contra esta farsa populista rapaz han votado nada menos que 6.800.000 ciudadanos de todos los niveles sociales y culturales. Esa  cuasi mitad de la población es pueblo venezolano tan genuino como el que integra la otra mitad, aunque desde el poder se considere que son casi 7 millones de traidores, pitiyankys, apátridas e imbéciles.
  Lograr esta cifra enorme de votantes ha sido un acto heroico, ya que el candidato unitario de la oposición democrática tuvo que llevar adelante, en solo tres meses, una campaña titánica compitiendo nada menos que con todo el aparato y  todo el dinero del Estado puestos al servicio del Mesías Insustituible Hugo Chávez. No solo eso, también tuvo que soportar que la mayoría oficialista obsecuente del Consejo Nacional Electoral hiciera la vista gorda ante los abusos obscenos cometidos por el candidato continuista y sus acólitos.
 Lamentablemente para este país, el Presidente de la República y el Partido Socialista Unido de Venezuela consideran que el gobierno y el Estado son la misma cosa, disponiendo de los bienes públicos como si fuesen propios sin dar cuentas a nadie o dándoselas a sus camaradas, que es lo mismo, ya que todos los Poderes del Estado han perdido su independencia y su dignidad, poniéndose a las órdenes irrestrictas del Ejecutivo.
En Venezuela ninguna autoridad oficial mueve un dedo hasta no recibir las órdenes directas del Caudillo que a veces son dadas desde alguna de sus infinitas cadenas de televisión.
En la lista de Poderes genuflexos se ubica en primer lugar el Poder Judicial que justamente el día de ayer decidió, a través de la sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, que el Presidente de la República (quien lleva un mes de tratamiento médico en el extranjero sin siquiera aparecer ni hablar) no está en ausencia total, cosa que nadie discute, pero que tampoco está en ausencia temporal. O sea que no está en nada ni en ninguna parte, simplemente salió del país a operarse, podrá mantenerse en ese limbo hasta que lo desee y volverá cuando quiera o pueda, determinando él mismo si su ausencia será temporal o  total. Ni siquiera, considera el TSJ, es necesario que una junta médica debidamente acreditada verifique la salud del funcionario. Una joya jurídica.
Claro, en este país a nadie le extrañan esos exabruptos legales (son el pan de cada día) y menos cuando vienen del TSJ, un organismo sui  generis cuyos miembro gritaban a coro UH, AH, CHÁVEZ NO SE VA durante su acto de juramentación y cuya presidenta ha afirmado que “la separación de poderes es un concepto burgués”.
 Para esta gente los artículos de la Constitución son “formalismos”  intrascendentes que pueden ignorarse.
Mientras tanto, aduciendo “continuidad administrativa” el gobierno seguirá su curso como si nada, se supone que en manos del mismo Vicepresidente y los mismos Ministros anteriores.
Y digo anteriores porque hoy culmina el Período Constitucional y comienza otro y todos los cargos que no hayan sido elegidos por voto popular expiran, incluido el del Vicepresidente  “Delfín” Maduro. Por su parte el Presidente Chávez, para iniciar el nuevo período constitucional  para el que fue elegido, debía juramentarse hoy 10 de enero ante la Asamblea Nacional  o en su defecto, si hubiese cualquier problema en la Asamblea, ante el Tribunal Supremo de Justicia.
Pero no lo ha hecho, porque está enfermo y todo el mundo entiende su situación. El problema es que nadie en este país, salvo sus allegados y familiares sabe cuán grave está, ya que como en toda autocracia el secretismo es ley. En esa línea de misterio, el Vicepresidente aparece de Cuba con una carta sin firma asegurando que Chávez dice que no podrá venir a juramentarse por motivos de salud y plantea la idea de la continuidad del mismo gobierno, asunto que diligentemente el Tribunal Supremo refrendó al otro día.
Ahora bien, la Constitución indica que al existir una Falta Temporal del Presidente que le impida juramentarse para un nuevo período constitucional, debe asumir la Presidencia de la República el Presidente de la Asamblea Nacional (elegido por voto popular) y éste puede ratificar a las autoridades tales como Ministros y Vicepresidente, así como otorgarle al Presidente electo un plazo 90 días prorrogable por 90 días más para su recuperación. Después de ese período, o antes si falleciese o una Junta Médica determinara su inhabilitación, podrá declararse la Falta Absoluta y se llamará a elecciones en un plazo de 30 días.
Pero fíjate que curioso, el Presidente de la Asamblea Nacional es Diosdado Cabello, compañero de armas del Líder y uno de sus hombres de confianza. Por lo tanto sería muy correcto y hasta natural que, cumpliendo con lo estipulado por la Constitución y en vista que el Presidente no está fungiendo como tal y ni siquiera está en el país para presentarse a su juramentación, Cabello asumiese el cargo de Presidente encargado y nombrase o renombrase a los funcionarios para el próximo período Constitucional que comienza mañana. Luego, estaría facultado para decretar y prorrogar la espera del proceso médico del Presidente como dije anteriormente.
Ese es justamente el planteamiento que hace la oposición democrática, siendo fiel a los artículos que sobre el tema figuran en la Constitución. Nadie ha planteado que se decida Falta Absoluta sino simplemente la Falta Temporal que se ha dado de hecho. Nadie en ningún momento ha afirmado que el Presidente Chávez no pueda gobernar en el período que se inicia.
Pero extrañamente el oficialismo, huérfano de su único Líder, decide no obedecer las normas constitucionales descritas, se comenta que por rencillas y desconfianzas internas, y prefiere seguir corriendo la arruga de la vida y salud del Presidente manipulando a su antojo la legalidad.
 Aparentemente, con la negativa a declarar la Falta Temporal se trata de prorrogar hasta el  infinito el gobierno que caducó hoy, evitando hasta no se sabe cuando caer en los plazos de 90 y 180 días estipulados en la Carta Magna y en los compromisos que de ellos derivan. Así que, con su manejo hipócrita y perverso de los mecanismos democráticos e  irrespetando todas las normas constitucionales  este gobierno ha pasado hoy de autocracia militarista a régimen de facto con vestiduras legales.
 Paralelamente, como lo hicieron hoy y en las elecciones del 6 de diciembre, alertan que la oposición democrática “aliada con el imperialismo” está planificando actos violentos y le advierten que “la respuesta del pueblo organizado será contundente”. Se sabe que los regímenes autoritarios recurren constantemente al manido método de advertir sobre la existencia de enemigos con planes malévolos, un recurso que siempre consigue incautos que la crean o malintencionados que lo repitan.

A mi entender esta última arbitrariedad oficialista aupada por el TSJ tiene una gran carga simbólica, mucho mayor que los atropellos anteriores.  Ante el temor de divisiones internas como resultado de la ausencia de su líder, la “Revolución Bolivariana” está  intentando provocar respuestas violentas para pescar en río revuelto, cosa que no logrará, y a la vez demostrar que es capaz, con Chávez o sin Chávez, de hacer con este país lo que le dé la gana, ignorando y vilipendiando a la mitad de la población que le es adversa  e imponiendo sus criterios y objetivos a como dé lugar y a cualquier costo.
Y justamente en este momento llegas tú, avalando con tu presencia los atropellos.
 “El medio es el mensaje” decía Mc Luhan. Como aquella vez que cometiste el ¿error comunicacional? de ponerte la chaqueta del Ejército Bolivariano.
 Comprendo que para el Uruguay es muy importante la relación comercial con Venezuela de quien obtiene petróleo en condiciones ventajosas y a donde puede exportar en cantidades enormes muchos de sus productos tradicionales como los derivados lácteos y la carne.
También comprendo que Chávez, el Gran Camaleón, ha mostrado ante los uruguayos su rostro bonachón y solidario sumándoles a  la lista de beneficiarios de la piñata personal en la que ha transformado los bienes del Estado venezolano y mediante la cual compra voluntades políticas en el continente.
Pero no es posible que en lo interno del Uruguay tú asumas roles democráticos, incluyentes y de respeto a las instituciones del Estado y en lo externo ignores el drama político- social en que se encuentra Venezuela bajo el poder de la Revolución “For Export” que desconoce permanentemente todas las normas de convivencia  y  los derechos ciudadanos.
Considero que tu  actitud complaciente ya ha pasado a ser complicidad.
 Me pregunto si mantendrías la misma actitud ante los abusos del gobierno venezolano si éste no  fuera considerado de izquierda y cometiera sus desmanes desde el otro fascismo, el de derecha.
 Si es por ignorancia con respecto a lo  que realmente sucede aquí es imperdonable, como Presidente de una nación tienes el deber de estar verazmente informado y dispones de todos los medios para obtener esa información.
 Si es por interés comercial, me parece muy egoísta ya que un hombre que maneja como tú el discurso humanista debería tomar en cuenta la situación económica calamitosa por la que pasa el pueblo venezolano.
Pero si su postura acrítica es resultado de solidaridad automática derivada de posiciones ideológicas anacrónicas, desdibujaría, a mi criterio, tu discurso sereno y respetuoso para con la libertad, la justicia y la democracia demostrando que, en el fondo, no has terminado de descartar el desmadre de la economía de mercado, el fin de la democracia representativa y la imposición de un gobierno autoritario como objetivos políticos. Por lo menos hacia afuera de tus fronteras nacionales donde la responsabilidad recae en otros.
 Espero que no sea así.

Como se dice aquí (conozco tu afición por los refranes) “la salsa que es buena para el pavo debe serlo también para la pava” o lo que es lo mismo en este caso, no permitas que en otros países suceda lo que no te gustaría que sucediese en  el tuyo.
El ensayo autoritario e infecundo desarrollado en Venezuela no se parece en nada a la sociedad nueva que algún día, aunque tremendamente equivocados en nuestros métodos, soñamos sería libre, justa, educada, creativa, productiva, incluyente y solidaria. Yo sigo soñando con la misma sociedad pero dentro de una democracia real, el único camino que considero adecuado para el verdadero desarrollo del ser humano.
En nombre de la amistad que mantuvimos, del respeto que te tengo y de la ardua lucha por la democracia en Venezuela te solicito que como Presidente del Uruguay revises tu actitud.
Afectuosamente,
Germán Cabrera Traversoni.

german_cabrera_t@yahoo.es
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