Las ideas que vos matasteis gozan de buena salud
Solo hay dos maneras absolutamente inevitables de asumir el envión hacia el otro extremo del péndulo del espectro político, que deberá recorrer Venezuela, Si ó Si, para desmontar el régimen que construyó Chávez a la medida de su hampa político-militar.
La polaridad extrema de la cual nadie se devuelve políticamente si se es generador y usufructuario de los atrabiliarios recursos del poder, entre ellos los de hacer billonarios a familiares y compinches, obliga y seguramente obligará, a la claque militarista a acompañar la agonía del régimen y a ejecutar manotazos violentos nunca antes vistos, en sus estertores de muerte política.
Frente a ellos el pinochetismo asomará sus garras, desde el entorno mismo del pre-difunto a quien juran lealtad eterna. El manoseo colonial cubano castrista, ya es la maldición que llevará a la perdición al Chávez… de ñapa moribundo. Lo dije y lo sostengo por análisis político: “en el entorno íntimo del déspota anida un Pinochet.”
Fue para evitarse este cimbronazo mayor al ocurrido, que el alto mando “chavista” , cuando se fundía como cúpula militar, al calor de la movilización democrática multitudinaria, aquel 11 de abril 2002, prefirieron aborrecer su juramento ante Carmona y 48 horas más tarde, traer de La Orchilla a quien preferían, antes de ver confiscado su poder por un grupo de Marinos y de civiles, sin apoyo político suficiente y marcados en la frente por el hierro candente del engreimiento y la estupidez reconocible a leguas.
La otra manera de realizar el cambio, que será por supuesto drástico, nos conviene a todos que se haga pisando el acelerador de la democracia. Y contra toda la prédica tonta, debemos asumir reformas urgentes de la Constitución, o la convocatoria a una Constituyente.
“Eso es un proceso complicado y largo”, se nos dice, desde la tribuna que rechaza lo propuesto por la sencilla razón que no se le ocurrió a él.
Hay 10 maneras de resolver en días unas cuestiones y en muy pocas semanas y meses otras, por vía expedita, que conduzcan a una garantizada reconstrucción del marco jurídico, para desmantelar este régimen de oprobio y constituir uno nuevo, de plenas garantías personales y sociales en orden y ley.
Esas formas expeditas son las que hay que estudiar y no aferrarse a lo que pueda ser salvado del tinglado jurídico tramposo de este régimen desahuciado.
La Asamblea Nacional debe ser disuelta y convocar, con otro régimen electoral dictado por un mismo referéndum, una nueva Asamblea Nacional, que además de designar los nuevos poderes, a los que se otorga toda la independencia necesaria que dicten las circunstancias, asuma como lo hizo el Congreso Nacional electo en 1959, poderes constituyentes, para sanear a fondo nuestras leyes de la peste castrista. Y eso puede hacerse en tres meses.
Una nueva Asamblea Nacional, con poderes constituyentes, puede ir votando leyes de rango constitucional, con el voto de dos tercios necesarios de los asambleístas, para implementarse de inmediato. Los dos tercios evitarían que las propuestas del gobierno puedan ser puestas en minoría y que toda ley fundamental sea fruto de grandes consensos.
Los ingenuos que crean que con la cúpula militar chavista pueden entenderse, mandándoles saluditos, se caerían de un coco.
Las FAN hay que depurarlas y rehaciendo su institucionalidad re-determinar su misión. Para eso si sobran atribuciones en la actual Constitución ultra presidencialista.
Hay que reorientar las FAN al cumplimiento del papel fundamental, de combatir, hasta liquidar o neutralizar, a enemigos interiores del pleno ejercicio democrático, para lo cual son indispensables.
Hay que desmantelar milicias, guerrillas, redes delincuenciales de las FARC y de grandes mafias y cuerpos invasores cubanos, de los famosos anillos de seguridad y su red de agentes en los cuarteles.
Los detractores de estas posiciones se solazan en descalificarlas como inviables, porque prefieren guiños de ojos al “establishment” chavista, creyendo que estos amolados de siete suelas le preferirán a su “comandante” y a sus compinches cubanos.
Quien llegue creyendo que puede ser Presidente que discipline a esos sujetos, sencillamente se convertirá en su rehén y el país seguirá siendo su víctima.
Escuché a María Corina, en medio de una impecable exposición, una frase muy densa, que ojalá guie también sus pasos, en la misma dirección que lo hace Diego Arria.
Dijo MCM. “A Hugo Chávez, antes de derrotársele electoralmente debe ser derrotado políticamente”
Antes del 7 de Octubre o en las horas inmediatas a la elección de esa noche, el presidente y su pandilla deberán conocer que la voluntad nacional es irreversible, en su decisión de hacerles abandonar totalmente el poder y que si quisieran mantenerse en el, espuriamente, deben entonces acometer matanzas en gran escala y correrán con las consecuencias: Solo se le hará un agregado de más nombres a la acusación, que ya cursa en La Haya, para que se pudran en la cárcel después de liquidarles sus haberes mal habidos y también los de sus testaferros.
Ese es el dilema DE ELLOS. No nuestro. Entre la derrota política y la derrota electoral pueden mediar solo minutos. Pero si el que llega lo hace tirando flores desde años antes, no podrá hacer otra cosa distinta a quedar rodeado de delincuentes, que le harán burlar sus mejores intenciones.
Hablamos de política no de personas.
Las personas escogen la política que les hace grandes o los intereses que le mancillan su nombre y hunden aún más a su país, si es que les tocara dirigirlo.
Diego Arria escogió plantear la transición como su tesis ductora. No veo ideas contendientes solo oigo insultos nacidos de la incomprensión.
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