Llega diciembre época de celebraciones familiares, de compartir, colaborar, de dar y recibir sonrisas y regalos, de alegría, así que es el momento propicio para hacer un alto en el camino y devolvernos en el tiempo y el espacio.
Es hora de hacernos un examen de conciencia donde los puntos a calificar sean nuestra tolerancia, nuestro respeto y paciencia, nuestra lealtad y compromiso; no sólo en nuestra casa con nuestros familiares, sino en nuestro lugar de trabajo, con nuestras amistades y en la comunidad a la que pertenecemos, y es momento también para una reflexión que nos llegue más allá del mero deseo de rumba y pasarla bien.
Es época de compartir con la familia que verdaderamente queremos: padres, esposos (as) hijos y dar gracias a Dios por los momentos vividos; buenos y malos. Es hora de dar gracias a Dios por las personas que iluminaron nuestro camino y que ya no se encuentran con nosotros, es hora de devolver la calidez de un abrazo y la dulzura de una palabra dicha a tiempo.
Es tiempo para decir te aprecio a ese amigo o esa amiga de tierras lejanas. Es hora de hacer lo que has hecho de tu vida y en beneficio o en perjuicio de tu estabilidad emocional y espiritual. Aún estás a tiempo, tal vez mañana sea demasiado tarde y no estés para hacerlo.
Se acerca la Navidad… todo debería ser armonía, concordia, camaradería, fraternidad. Se acerca la Navidad y todo se transforma, como si algo mágico se apoderara de los corazones y llenara las calles, las ciudades y los días de cordialidad y de música.
Está próxima la Navidad, y todos nos sentimos felices, aunque no sepamos explicar la razón de la alegría que llena nuestras vidas… Está cerca la Navidad, y ante el año 2011 que concluye comenzamos a darnos cuenta, que el mundo puede ser muy hermoso y que la vida siempre valdrá la pena…
Y cuando a nuestro alrededor todo es armonía y dicha, comprendemos que, después de un año de trabajo y de momentos que a veces han sido muy difíciles, la Navidad nos hace falta con sus canciones, sus gaitas, sus aguinaldos, sus villancicos, sus hayacas, su dulce de lechosa, su pan de jamón, su panettone su ensalada de gallina, su arbolito, su pesebre y con las sonrisas de los niños al abrir sus regalos, con el deseo de compartir que nos embarga a todos, y con el poder para hacernos sentir que siempre hay un mañana.
Esta es mi sencilla manera de desearles a todos mis lectores que Dios y Jesús Misericordioso les de una feliz Navidad con mucha salud, en armonía, tranquilidad y rodeados de sus seres queridos. Comparta con sus adultos mayores estas festividades, quizá para el año próximo no cuente con su presencia y deba visitarlos en un hospital o en un cementerio.
No sabemos hasta cuándo contaremos con ellos, dígales que los quiere mucho, deje de lado su engreimiento, su prepotencia y orgullo, dar un abrazo a los familiares que usted dice que ama y a los verdaderos amigos reconforta el alma y engrandece su espíritu y ellos se sentirán queridos e importantes.
No olvide que ser sentimental y pensar en los demás no lo hace inferior, pero sí un mejor ser humano. A los adultos mayores que leen esta columna, a los no tan mayores y a todos los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, un saludo cálido y sincero de alguien que no los conoce personalmente, pero que los lleva en su corazón por ser parte de su existencia, solo por el hecho de entrar en sus hogares a través de mis columnas semanales publicadas en los periódicos regionales y 5 páginas WEB de Internet para quienes colaboro con mucho afecto. A todos al llegar diciembre Felices Festividades Navideñas.
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