jueves, 21 de abril de 2011

PROCASTINACION. RAUL AMIEL

El hombre es libre, pero deja de serlo si no cree en su libertad; y cuanto más fuerte supone al destino, tanto más se priva de la fuerza que Dios le ha concedido al dotarle de razón. Giacomo Casanova

La procrastinación, esa palabreja que tanto se usa ahora, la actividad de aplazar las tareas pendientes hasta el último momentoTodo el mundo posterga. Poner las cosas afuera, porque no las queremos hacer, o porque tenemos muchas otras cosas en nuestros platos es parte del ser humano. Si usted está leyendo esta crónica, sin embargo, es probable que su dilación le está preocupando.


Si usted piensa que usted es un procrastinator sin esperanza, ¡ánimo! Nadie está más allá de ayuda. El hecho de que postergar no significa que son inherentemente vagos o ineficientes. Su postergación no es una bestia indomable. Es un hábito que tiene un origen específico, y es un hábito que se puede superar.

Ahora bien, en los asuntos de la política hay cosas que no se pueden postergar. Me ayudare de este símil.

Yo no soy partidario de “analgésicos” si no se resuelve el mal que produce el dolor, porque se pueden tapar los síntomas que dan cuenta de la gravedad de una enfermedad. El analgésico tiene que ser usado con prudencia en la sociedad y es muy útil cuando ya se conoce la causa. Si no, simplemente se puede postergar el diagnóstico. La memoria tiene una cualidad: uno puede recordar y olvidar, mientras que la rememoración es algo incontrolable que avanza en la cabeza. En Venezuela se produce permanentemente la rememoración y la postergación, la sensación de que retorna algo anterior no resuelto, como si no termináramos de reponernos. La única analgesia posible es crear condiciones de mayor bienestar moral y social. 

Cuando la verdad no es dicha para bien del otro sino para evacuar la angustia interior de quien la expresa. En nuestro país nos hemos convertido todos en semiólogos. Ya no interesa tanto si algo es verdadero o falso, sino quién lo anuncia, por qué y en qué momento.  Se produce como cierto autismo, como una renuncia al reconocimiento de la realidad. Me impresiona ver cómo a veces noticias impactantes pasan totalmente inadvertidas y no reaccionamos.

Hemos sido muy valientes para algunas cosas y muy cobardes para otras. En ciertos momentos de nuestra historia y de nuestra vida personal hemos tenido mucho coraje, y así enfrentamos diariamente la vida. Es impresionante la capacidad de la sociedad civil venezolana para reponerse de sus golpes y para buscar formas simbólicas de reordenamiento. Creo que todavía no hemos logrado que el coraje individual que permanece, se convierta en colectivo para encontrar un destino compartido y exigirles a nuestros líderes políticos verdaderas propuestas de acción.

El desafío es cómo se responde a las demandas sociales. Se tienen que generar diálogos y debates sobre temas conflictivosy de imperiosa resolución. Crear y difundir una agenda de la esperanza. Un nuevo sueño de país. Una propuesta programática de gobierno. Además de la persona quien la encarne.

Sólo entonces, con un programa de gobierno en la mano, sabremos quién es la mujer o el hombre que más se aproximen a la capacidad de darle cumplimiento cabal. Quienes serían las mujeres y hombres que deberán acompañarla o acompañarlo en su travesía por el tormentoso futuro. Cuáles las exigencias que deberán planteársele a los venezolanos para que asuman la aventura del futuro y el sueño de la Venezuela que todos anhelamos.
Pues de esta crisis inédita por su gravedad existencial no se saldrá con aspirinas y emplastos, ni paños calientes. Se saldrá con la voluntad de hacer caída y mesa limpia con doce años de miserias, rectificar los graves errores del pasado y hacernos a la construcción del futuro. Un futuro de bienestar en libertad

raulamiel@gmail.com
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