Nota de El Republicano Liberal ante algunos comentarios sobre este artículo: En enero de 1919, el mecánico ferroviario Anton Drexler fundaba en Múnich el Partido Alemán de los Trabajadores (Deutsche Arbeiterpartei), uno de los varios movimientos presentes en la Baviera de la posguerra. En 1920 pasaba a denominarse Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores (Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei, NSDAP), y pretendía mezclando antiliberalismo, pangermanismo y antisemitismo, ganarse al proletariado para la causa nacionalista que guiado por su líder, Adolf Hitler gobernó Alemania entre el 30 de enero de 1933 hasta mayo de 1945. Su objetivo era crear un estado socialista con conciencia nacionalista, destacándose principalmente en temas como la raza y la herencia cultural.
Que el Presidente Juan Manuel Santos, en beneficio de la reanudación de las relaciones rotas por decisión del mandón de Miraflores, haya echado en el saco del olvido todas las agresiones verbales que le propinó el führer venezolano, lo comprendemos perfectamente. El gesto de gallardía del Presidente Santos de dejar a un lado el pasado para reconstruir los vínculos bilaterales fue saludado con aprobación en ambos lados de la frontera. ”Santos, a fuerza de tragar sapos, ha conseguido que aquellas relaciones se vuelvan a restablecer para bien de ambos pueblos” (LA RAZÓN.es 03-04-11)
Que el Presidente Santos haya optado por imprimir un rumbo pragmático a las relaciones bilaterales para tratar de recuperar el productivo y beneficioso comercio con Venezuela y lograr que se salde la cuantiosa deuda que por culpa del control de cambio no ha podido ser satisfecha, también lo entendemos. Lo del pragmatismo lo acaba de confirmar el mismo Santos en una entrevista televisiva en Berlín: “Ya no hablamos de narcotráfico, de violación de los derechos humanos y de violencia. Ahora se habla de negocios, de inversiones, de transferencia de tecnologías, de medio ambiente y de proyectos conjuntos” (El Nacional, 17-04-11, pág. 10). En un artículo de la más reciente edición de la revista SEMANA se lee: “Santos asumió una posición esencialmente pragmática y de real politik …. No divide a sus interlocutores externos entre amigos y enemigos, y se enfoca más en el análisis de los intereses que están en juego. (Revista SEMANA, 16-04-11)
Que Colombia haya finalmente decidido extraditar a Venezuela al supuesto narcotraficante y presunto homicida Walid Makled, no lo entendemos, pero es su decisión y hay que respetarla.
Lo que definitivamente no entendemos y creo que en eso nos acompaña mucha gente, es que el Presidente Santos declare en forma categórica que ya no hay campamentos de la guerrilla colombiana en territorio venezolano. Esa declaración y aquella en la cual afirmó que había empeñado su palabra de honor con el führer venezolano de que extraditaría a Makled a Venezuela nos llevan a pensar que ha quedado hechizado, seducido, con la labia de su colega venezolano. Sabemos que este tiene dotes de encantador de serpientes y que adaptando su discurso a lo que le conviene o le interesa a su interlocutor logra cautivarlo y convencerlo de todo lo que dice. Pero que una persona inteligente como Juan Manuel Santos dé crédito a la palabra del führer, quien se destaca por mentir y engañar, es algo que nos deja perplejos.
''Tenemos constancia de que los campamentos que nosotros teníamos ubicados ya no están ahí (en Venezuela) ‘‘, dijo Santos durante su reciente visita a España. ''Chávez ha cumplido y tengo que reconocerlo''.
Compartimos el escepticismo del Ex–Presidente Uribe cuando a raíz de esa declaración preguntó: "¿Dónde están los cabecillas narco FARC: Iván Márquez, Romaña, Grannobles, Timochenko...? ¿Dónde están los cabecillas narco ELN Antonio García, Gabino? Mmmm". Este “Mmmm” de Uribe es muy elocuente. Pareciera indicar que le inspira difidencia la afirmación de Santos.
Con sobrada razón la Vicepresidenta del Senado de Colombia le exige al Ministro de la Defensa y a la cúpula militar de su país que expliquen la afirmación del Presidente Santos. Razón tiene también el Ex–Comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, cuando pone en duda lo dicho por Santos.
Los venezolanos merecemos también una explicación. No del führer porque no le creemos ni pizca, sino de Santos. ¿Se hizo una verificación sobre el terreno para sustentar esa afirmación tan firme y categórica? ¿Si se hizo, cuando ocurrió? ¿Es Santos tan ingenuo como para dar por cierta y auténtica, sin verificarla, la palabra del mandón de Miraflores? ¿Si los cabecillas de la guerrilla ya no están en los campamentos que con lujo de detalles, e incluso con videos, fueron denunciados por el anterior gobierno colombiano, dónde están entonces? ¿Regresaron a territorio colombiano para que los capturen o los liquiden? ¿Será que el führer les facilitó trasladarse a otro lugar en nuestro país para que desde allí sigan dirigiendo la guerra contra la democracia colombiana? ¿O les permitió salir libremente de Venezuela hacia otro destino? Además, no se trata solamente de los cabecillas. ¿Dónde están las tropas guerrilleras que estaban bajo sus comandos? ¿Se esfumaron todos como por arte de magia?
El pragmatismo no puede eclipsar la verdad. Con todo respeto hacia el Presidente Santos, los venezolanos sabemos que la narco-guerrilla terrorista colombiana sigue presente en territorio venezolano bajo la mirada indiferente del régimen “bolivariano” y de sus cómplices en la cúpula militar que se benefician de ese maridaje para recibir su buena tajada en el negocio del narcotráfico.
Presidente Santos, dese un paseíto, de incognito, por el estado Apure, para que constate como los guerrilleros circulan como Pedro por su casa.
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