miércoles, 12 de enero de 2011

TRIBUNA LIBERTARIA. COMPENDIO OPINÁTICO. RAUL AMIEL. 12/01/2011. ESCRIBEN LAURA SOLORZANO, DAMIAN PRAT Y ENRIQUE PEREIRA

"La mejor frase es aquella que no inventa nada, sino aquella que revela lo evidente."
Yoda

1. NO QUIERO UNA VENEZUELA. LAURA SOLÓRZANO
2. CHÁVEZ TUVO EN LA HABILITANTE ANTERIOR UNA LEY PARA EVITAR TRAGEDIA DE DAMNIFICADOS. DAMIÁN PRAT C.
3. SE SIGUE EQUIVOCANDO. ENRIQUE PEREIRA

Esfuérzate, anímate y trabaja. Solo faltan 728 días. Artículo 231. Constitución de 1999. El nuevo Presidente tomará posesión el 10/01 del primer año de su período constitucional.- @raulamiel

NO QUIERO UNA VENEZUELA. LAURA SOLÓRZANO

No quiero una Venezuela donde el retroceso sea la política, quiero una donde progresar y avanzar sea una obligación. No quiero una Venezuela donde los niños tengan que recibir juguetes de manos de extraños porque sus papás tienen años sin ser procesados en las cárceles, quiero una Venezuela donde el sistema judicial funcione con transparencia y celeridad.

No quiero un país donde sus jóvenes tienen que salir a protestar un 23 de diciembre por leyes aprobadas en un acto desesperado arruinando el futuro de muchos de ellos, quiero un país donde se aprueban leyes para mejorar los laboratorios, para invertir en tecnología e investigación, para pagarle mejor a los profesores, para tener convenios con otras universidades.

No quiero un país donde se necesite pedir permiso para ser mediocre porque ser exitoso es de capitalistas, donde me racionen el agua, donde me quiten hoteles y posadas para “reparar” la crisis de viviendas creada por años de ineficiencia; quiero un país donde se dependa del cerebro de sus habitantes, un lugar en el que ser excelente es una necesidad y las peleas de los estudiantes radican en quién leyó más libros en vacaciones.

Además de todo esto, no quiero un país donde “prohíben” juegos de video por ser violentos, pero cuando sales solo ves violencia en la calle. Quiero un país donde los niños sepan diferenciar entre un juego y su realidad y donde son criados con amor y no con golpes.

No quiero un país donde su gente no está enterada ni interesada en las cosas que le afectan en su realidad; quiero un país de ciudadanos responsables que están pendientes de las juntas de padres, de condominio, de las reuniones del club de sus hijos y de su parroquia.

No quiero un país donde la palabra humildad fue borrada del diccionario, quiero una Venezuela en la que los gobernantes asumen con humildad sus aciertos y sobretodo sus errores.

En fin, no quiero un país como la Venezuela que ponen ante mí en estos días, donde ser pobre es la regla, la igualdad está por debajo y haber aprovechado las oportunidades de la vida te hace un “mal venezolano”; quiero un país donde sea posible caminar por sus calles, donde el turismo aumente porque todos los países del mundo quieren visitarnos e invertir. Un país donde nuestros jóvenes no se vayan (porque no somos inmigrantes) sino que vengan chamos de todos los países porque quieren estudiar en Venezuela.

Quiero un país donde TÚ eres responsable y no culpas solo a los gobernantes de las cosas malas que nos pasan, quiero un país en el que TÚ te paras en las mañanas y dices “hoy quiero ser mejor venezolano que ayer”; donde cuidas desde el banco en la calle hasta el edificio más grande
¿Y tú ... qué tipo de país quieres?


CHÁVEZ TUVO EN LA HABILITANTE ANTERIOR UNA LEY PARA EVITAR TRAGEDIA DE DAMNIFICADOS. DAMIÁN PRAT C.

Lluvias excesivas en noviembre pasado causaron -como sabemos- inundaciones en pueblos y campos, deslizamientos de cerros en muchas zonas populares, caídas de puentes, derrumbes en carreteras. Causaron que miles de familias perdieran sus viviendas total o parcialmente e incluso que muchos compatriotas perdieran sus vidas.
Eso ocurrió a 12 años de un mismo gobierno. Algunos pueden pensar que las lluvias son un desastre de la naturaleza que no es culpa de nadie en particular. Eso es parcialmente cierto. Lluvias excesivas, un terremoto, sequías prolongadas, tormentas ocasionan daños y tragedias más allá de la responsabilidad humana o de los gobiernos. Sin embargo, los daños de muchos de esos desastres naturales pueden ser reducidos si se hacen las cosas correctamente. Especialmente si se toman previsiones ante hechos que se sabe pueden ocurrir, que no son sorpresivos.

En algunos lugares costeros de Asia, por ejemplo, se han creado sistemas de alerta de tsunamis para impedir que esas olas gigantes caigan de sorpresa en pueblos cercanos al mar. Con eso han minimizado las tragedias. En Venezuela, después del terremoto de 1967, se ordenaron medidas de construcción antisísmicas muy estrictas, especialmente en zonas sensibles a esos movimientos telúricos. Tras la tragedia de Vargas de 1999, los especialistas señalaron obras que debían ejecutarse y medidas a tomarse (en Vargas y en zonas de Caracas) para evitar que se repitiera el desastre cuando ocurriese otra “vaguada”.

En 2007, sin embargo otras lluvias intensas causaron miles de damnificados y en este 2010 hasta 10 mil personas resultaron afectadas en diverso grado en Vargas. Ya sabemos que Chávez y su gobierno nunca ejecutaron ni la mitad de las obras y promesas que se hicieron a Vargas en 1999. Sin embargo, en este 2010 recién finalizado, Chávez ha buscado la forma de hacer creer que las culpas son “de terceros” y no suyas. Tristemente ha usado la desgracia de miles de familias para hacer politiquería y mucho populismo tratando, al mismo tiempo, de tapar la responsabilidad de su gobierno en no haber atendido ni la construcción de viviendas ni tomar medidas en las zonas señaladas como “de alto riesgo”, ni en haber actuado para desarrollar la infraestructura de los barrios y pueblos donde se sabía que los problemas eran más preocupantes.

Y aprovechó para hacer creer que una Ley Habilitante que anula la acción legislativa de la nueva Asamblea Nacional, que viola totalmente la Constitución y solo sirve para acumular más poder en una sola persona, tiene algo que ver con ayudar a damnificados. Hay, sin embargo, quien se lo ha tragado. Ingenuidad en algunos casos y fanatismo político en otros.

Revisemos, entonces, la Ley Habilitante de 2007-2008 y la Ley de Gestión Integral de Riesgos (LGIR) aprobada a inicios de 2008, justamente para darle al Presidente y al gobierno el instrumento legal para poder hacer todo lo necesario para evitar que un desastre natural se convirtiera en tragedia. En nuestro espacio Público & Confidencial en la radio, del viernes, Pastora Medina nos recordó la existencia de ese instrumento legal al que calificó de “hermoso y muy completo” pero que jamás Chávez intentó hacer cumplir. Sencillamente lo “engavetó”. Nunca más le interesó. Pero ahora la culpa de que haya damnificados es de todo el mundo menos suya.

Esa ley creaba unos organismos para identificar zonas de riesgo, evaluar cuáles obras y acciones debían ejecutarse, presentar al Ejecutivo nacional las obras a realizarse, supervisar su ejecución. Incluso ordenaba crear un Consejo Nacional de Gestión Integral de Riesgos Socionaturales, que debía ser encabezado por el propio Chávez, quien jamás lo designó y por supuesto, jamás lo convocó ni lo hizo trabajar. A través de esa ley y sus organismos se habrían identificado zonas de alto riesgo en barrios, por ejemplo, para tomar acciones, bien de obras que evitaran derrumbes o para desalojar y mudar, según fuera el caso. Creaba también un sistema de refugios y atención de emergencias. Ahora anda improvisando y haciendo populismo con meter familias en Miraflores o en ministerios.

En aquella Habilitante de hace dos años se aprobaron tres leyes para el tema de la vivienda, pero jamás se hizo nada por mejorar la construcción de casas y apartamentos. De hecho, los años 2008 y 2009, el 65% de las viviendas construidas en Venezuela lo fueron por el sector privado. Pidió la Habilitante en 2007 diciendo que iba a resolver el problema de la vivienda pero una vez que aprobó la ley más nunca hizo nada.

En Guayana sabemos bien que no es por falta de terrenos sino de interés de su gobierno en asignar recursos, colocar gente capaz y buscar a los que saben. Pero él necesita desviar la atención. Hacer creer que, por ejemplo, la culpa es de Polar porque tiene un galpón en Antímano (que por cierto es parte de la ampliación de un Centro de Alimentación Infantil sostenido y financiado por Polar en los barrios del sector) o del trabajador que, a punta de esfuerzos, tiene una casa o apartamento para alquilar que a la vez significa el patrimonio familiar resistente a la corrosión de la inflación. Chávez trata de hacer ver a ese venezolano como si fuera un delincuente y así escurre el bulto de sus propias culpas. Pone a gente del pueblo a pelear y odiar a otros mientras él evade sus culpas. Quien tenga ojos que vea.

SE SIGUE EQUIVOCANDO. ENRIQUE PEREIRA

Casi cualquier persona en este mundo hace cada año, en ocasión del inicio de un nuevo año una serie de propósitos para hacer cambios en sus vidas, en el año que comienza. Este gobierno, parece no seguir esa regla.

Si este gobierno, encabezado por “nuestro” presidente quisiera encontrar una forma de hundir el país, no le sería fácil encontrar una mejor y más eficiente de la que está usando. El coctel es altamente destructivo.

El primer motor de esta paulatina destrucción es un norte equivocado en la motivación de las acciones. No trabajan para producir calidad de vida, trabajan para conservar el poder. Cuando la prioridad es esa, todo lo que viene aguas abajo tiene un componente equivocado que no produce lo que un gobierno debe producir: felicidad, progreso, oportunidades, desarrollo, salud, educación y trabajo. En esa dirección, usando esa premisa, es imposible lograr un resultado de largo plazo para cambiar a esta sociedad a un estadio de mejor nivel.

El segundo gran error es no entender que las grandes obras, requieren de grandes equipos de gente caminando en la misma dirección, con unidad de criterio, con reglas claras y con objetivos compartidos que produzcan beneficios a quienes van a producir los resultados. Usted no puede construir más viviendas, al tiempo que pone en carrera a los constructores, les quita las obras a medio camino, les expropia los terrenos, les niega las posibilidades de revaluar los precios en una economía que acumula cincuenta por ciento de inflación en dos años. No me queda la menor duda que el ministro para la reconstrucción urbana, camina hacía un estrepitoso fracaso sumido en una improvisación rampante que asusta. Con una maquetica de cartón, explicaba en una de las tantas cadenas, como se levantarían apartamentos en los alrededores de la Hoyada. Urbanistas de bolsillo. El rol del gobierno debe ser el construir regulaciones y un piso de promoción que estimule a muchos constructores a invertir en la construcción. Entregue un plan regulador de usos de tierra, dedique al gobierno a generar servicios y deje que la sociedad trabaje para el propósito. Usando ese método, los privados levantaron a Guarenas y Guatire, como centros urbanos para la clase media.

Esta lista de errores puede pasar con toda facilidad a la página trasera. Se equivoca al no prestar atención a la manera sistemática en que ha acabado con las industrias del estado: hierro, aluminio, electricidad, gas, petróleo, cemento y cuanta cosa le han puesto la mano, ha dejado de ser productiva. Todavía estoy por ver los rebaños que producirían en La Marqueseña, aquella emblemática finca que le quitaron a los Azpurua y tampoco entiendo como en una época de baja construcción, tenemos que comprarles cemento a los cubanos.

Los pueblos rugen cuando menos se espera. Ahí mismito en Bolivia, el acontecer político dio un giro inesperado, por una simple medida de aumento en los combustibles. Las cosas mal hechas no duran. Bienvenidos todos a un nuevo y decisivo año. Viva Venezuela libre.

raulamiel@gmail.com
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