martes, 23 de noviembre de 2010

PIDO LA PALABRA. DELITOS BOLIVARIANOS. ¿EXCUSAS? VENTANA DE PAPEL. ANTONIO JOSE MONAGAS

Muchas veces, algunas democracias buscan disfrazar su ejercicio político con la perturbada y encubierta intención de afianzar propósitos autoritarios. No son experiencias de recién incidencia. Por el contrario, son realidades profusamente vividas alrededor del mundo. Pero con especial énfasis, en países agobiados por el subdesarrollo. De manera que América Latina, no es la excepción. Buena parte de las correspondientes decisiones de gobierno, se asientan en medidas represivas por cuanto la dinámica política esconde en sus entrañas pretensiones de dominación que, más allá de cualquier compromiso social previamente establecido, se han convertido en pautas de acción política. Por consiguiente, estos gobiernos adaptan mecanismos de gestión según esquemas que justifican la aplicación de normas cuya estructura jurídica permite enmascarar acciones que llegan a ser tan excesivas o exageradas, como violentas.
En medio de estos retorcidos modelos de gobierno, poco o nada se respetan los derechos humanos. Igual suerte corren las libertades políticas y económicas. El uso de la represión pasa a ser el principal recurso del cual se valen el gobernante o la burocracia encargada de “garantizar el orden y la paz social”, que tiende todo a resolverlo por la vía de la violencia instituida a través de resoluciones solapadas. Ahí está, precisamente, la explicación del porqué de la impunidad como el cauce de acción mediante el cual la arbitrariedad busca fungir de condición aceptada por parte de métodos gubernamentales dirigidos a ganar espacios políticos que luego, el mismo gobierno, se encarga de ajustar de acuerdo a patrones confeccionados a su libre albedrío.

De este modo, el gobierno consigue las formas legalmente forzadas pata imponer actos de violencia política con la excusa de evitar cualquier expresión de protesta que ponga en evidencia las injusticias emprendidas por instancias gubernamentales y que, por razones de exposición pública, son revestidas de determinaciones legales.

Venezuela, es claro y patético escenario de tan contradictorias realidades. Ya ni siquiera, la palabra permite asomar algún rasgo de descontento que pueda dar cuenta abierta del despotismo oficial pues sobre ello cae todo el peso de la represión gubernamental. Menos aún, situaciones que congregan un mínimo grupo por cuanto es acusado de terrorismo o de rebelión contra el Estado. Y aunque el derecho a protestar es constitucional, el gobierno central ha ordenado el uso de la represión a los cuerpos de seguridad pública, repetidas veces. Como si desconociera tan fundamentales derechos políticos propios de la democracia. Sin embargo estas situaciones que ya son parte de la agenda diaria política venezolana, no pareciera que fueran entendidas por el alto gobierno. Pero no es así puesto que sabe bien lo que ello implica. Sólo que sus cuentas están invertidas. Equivocadamente, el cálculo político determina que los beneficios de la acción represiva proporciona mayores réditos a su obsoleto proyecto de gobierno, que el manejo del problema con criterios democráticos. El desmedido temor que vive toda vez que sabe que su tiempo está finalizando, hace que las realidades luzcan desproporcionadas pues todo es percibido como una amenaza. Presume que toda expresión de protesta, aunque pacífica, atenta contra la estabilidad del gobierno. Para justificar tan detestable represión, el gobierno revolucionario tuvo que inventar nuevos delitos bolivarianos lo cual pareciera que son elaboradas excusas para seguir vapuleando toda protesta que eleve el pueblo democrático venezolano e imponer su prehistórica ideología.

VENTANA DE PAPEL

CAMBIOS A LA VISTA

Aunque puedan ser interesantes los cambios que plantea la Real Academia Española en su nueva ortografía de la lengua española, costará acostumbrarse. No obstante, algunos de ellos serán objeto de agudas controversias. Por ejemplo, será suprimida la (ch) y la (ll) del alfabeto. La nueva edición las suprime "formalmente". Así, pues, las letras del abecedario pasan a ser 27 con lo cual se pone en duda cómo se escribirá Chávez u otras palabras que utiliza, particularmente, la retórica politiquera. Se eliminarán algunos tildes o acentos correspondientes a ciertas palabras de extendido uso. Aún así, debe reconocerse que estos cambios ortográficos habrán de provocar resistencias entre algunos hablantes. De ahí la pertinencia, que ha buscado la Comisión Interacadémica de la asociación que reúne a las Academias de la Lengua Española de todo el mundo para darle definitiva aprobación a dichos cambios.

Las viejas ortografías se preparaban pensando en que todo el mundo escribía a mano. La nueva no ha perdido de vista la moderna escritura mecánica: de la ya vetusta máquina de escribir al ordenador. Dadas las continuas dudas que provoca la colocación de las mayúsculas, la nueva Ortografía ha optado por un criterio claro: "Se eliminan de los términos genéricos que se anteponen a los nombres propios. Y si alguien prefiere la grafía anterior: Ahora deberá hacerse como si se tratase de extranjerismos crudos: en cursiva y sin tilde. Aunque esta regla no sirve para los nombres propios, que se siguen escribiendo en redonda. Así, hay quien preferirá escribir New York a Nueva York. De todos modos, será difícil escribir según las nuevas reglas de la ortografía castellana.

DESPUÉS DE SOCIALISMO, VIENE COMUNISMO

El régimen está muy claro en lo que está haciendo que es ejecutar, en este su tercer período de gobierno, su “primer plan socialista” que tiene por meta la “construcción del socialismo del Siglo XXI”. Vale decir, la implantación del comunismo en Venezuela, pues socialismo del siglo XXI y comunismo son la misma cosa, como lo ha dicho Fidel Castro. Más claro imposible. Esta preocupación viene de la pluma de Jesús Antonio Petit da Costa quien escribe sobre las maneras políticas de configurar “La nueva Democracia” Para ello, prepara algo que intitula “Sólo un viraje estratégico nos salvará del Comunismo” En consecuencia, plantea que si la oposición quiere derrotar al comunismo, tiene que convertirse en cruzada anti-comunista. Mientras la oposición no se convierta en cruzada anti-comunista, no derrotará el comunismo. No se derrota, lo que no se ataca” A decir de Petit Da Costa, “la oposición inculca pasividad” Mientras tanto, el régimen hace lo que le viene en gana pasando aplanadora contra la propiedad privada en la ciudad y el campo, para implantar descaradamente el comunismo. Por tanto “se impone un viraje estratégico de la oposición, porque de lo contrario estamos perdidos. Un viraje estratégico significa centrar la confrontación en la lucha social, motivando al pueblo para que pelee por su parcela, por su apartamento, por su empleo, por su salario, por su contrato colectivo, por sus beneficios sociales, por su negocio, por su hacienda, por su libertad, por su familia, por su Universidad libre y por su seguridad. He aquí la clave para derrotar el comunismo”
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¿PREGUNTAS AL PRESIDENTE?
Otro que anda bastante disgustado, así como miles de venezolanos ofendidos en su más recóndita condición, es Diego Arria quien además ha sido víctima de la expoliación de la propiedad privada que adelanta el gobierno como política pública. Así pregunta “Señor Presidente: ¿Cómo puede usted explicar que se arreste a ciudadanos desarmados por protestar por los pésimos servicios públicos existentes en Caracas ciudad ésta que se ha ganado el infame título de ser la más violenta y peligrosa de América Latina? (…) ¿Cómo puede usted explicar que tuvo la intención de hace procesar por terrorismo a 33 ciudadanos usuarios del Metro que fue orgullo de los venezolanos hasta que usted se encargó de hacerlo colapsar? (…) ¿Cómo puede usted explicar su decisión de ascender a General en Jefe al Mayor General Henry Rangel Silva, quien ha sido denunciado no sólo por amenazar a los venezolanos con un golpe militar en caso de una derrota suya en el 2012, declaraciones que coreaban las suyas de días previos, sino también por negocios turbios por parte del presunto narcotraficante preso en Colombia Walid Mackled? (…)” Estas son algunas interrogantes cuyas respuestas igualmente desea conocer el país político.
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EL PAÍS SE CAE A PEDAZOS
Cómo nunca en su historia política contemporánea, Venezuela se ha convertido en el hervidero de problemas de América Latina. Y que a pesar del talante tiránico del inquilino de Miraflores, acallando medios entre otras desventuras procuradas, no ha podido evitar. ¿Y cómo? Si la situación a la que ha llevado el régimen al país, no aguanta más engaños, enredos y patrañas que sólo buscan manipular la intención del voto. ¿Y acaso el régimen no entendió la paliza que recibió el pasado 26-S? Hoy las calles del país están atrafagadas de reclamos populares que describen incumplimientos gubernamentales. Desde policías, pasando por los maestros, médicos, enfermeros, obreros de CVG y hasta los mismos reservistas, se han organizado para reprochar la falta de responsabilidad por parte de estos gobernantes sin sentido de la palabra empeñada. El país se está cayendo a pedazos en las propias narices del régimen.
ANTONIO JOSE MONAGAS
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ESE CANAL ES MIO. ENRIQUE PEREIRA

A usted puede gustarle o dejar de hacerlo. Ese no es el tema.

Aquí el tema no es si Globovisión es objetivo, golpista, derechista, sensacionalista o cualquier calificativo que usted quiera asignarle. Aquí el tema sagrado es que ése es el único medio de televisión que se mantiene en pie denunciando los extremos de esta revolución. Desde ese punto de vista, tomar control de ese bastión significará que tendremos una sola cara de la noticia, una sola cara de la opinión, en el camino que nos quieren imponer a toda costa para sembrarnos un destructivo socialismo que no está produciendo paz, justicia y progreso para los venezolanos.

Si de extremos hablamos, yo convengo que el canal es de oposición a ultranza, pero es el balance de unos medios del estado que el gobierno se tomó para si. La inyección ideológica de las televisoras que se encienden todos los dias, manejadas por el gobierno, es asfixiante. Es el punto de vista de la revolución, empaquetada y dispuesta para penetrar en nuestros sentidos sin que medie una palabra en contra.

Imagine una Asamblea que no permite que se discuta sobre Mackled, sobre contenedores de comida perdida, sobre los problemas de la industria eléctrica, arropados ahora por un silencio informativo, al que nos veremos sometidos cuando tomen control de Globovisión. Así es en Cuba, donde la información se corta y se cose en un solo lugar para que sea difundida en los medios oficiales. Así viven los cubanos oprimidos, llenos de miedo y por más de medio siglo esperando por una promesa que nunca les llegará ¿es eso lo que queremos para nuestros hijos?

Van por la arremetida final, para incrustarnos esta farsa. Van por las leyes más radicales que usted jamás hubiese soñado, van por la propiedad de los bancos, de las empresas de distribución, de cualquier evento económico de mediano tamaño, para asegurar, según expresan sus gastadas teorías, que pueden enamorar a la clase media que hoy es “explotada” por los capitalistas.


Mañana será explotada por la revolución en un entorno decadente, destructivo e incapaz de avanzar hacía unos estadios superiores del desarrollo. Cuba es el modelo. No me jodan. Sembrarán ellos, empaquetarán ellos y venderán ellos y en ese monopolio del estado, viviremos de escasez en escasez, tal como les pasa a los hermanos cubanos que venden su piel por una pastilla de jabón.

Globovisión es resistencia. Es la posibilidad de que cada venezolano defienda su dignidad y su derecho a vivir en una sociedad transparente, justa, sin miedos, sin persecuciones y sin un presidente grosero y gritón que nos quiere tratar como si fuésemos sus tropas. Globovivion es la contra a esos escurridizos personajes que se babean hablando del comandante al tiempo que le ríen sus manifiestas actitudes de dictador.


Globovisión y Polar son Venezuela. Esos afectos se cobrarán en votos. Esta prisa por avanzar es una muestra más de debilidad extrema. Este sábado 27 de noviembre, marcharemos por nuestra dignidad.

Enrique Pereira @pereiralibre
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TRIBUNA LIBERTARIA., RAUL AMIEL - COMPENDIO OPINÁTICO.- 23/11/10 OPINIONES DE GABRIEL GASAVE Y DIEGO MÁRQUEZ CASTRO

*NADA MÁS INJUSTO QUE LA JUSTICIA SOCIAL. GABRIEL GASAVE
*ARQUETIPO DEL DEMAGOGO. DIEGO MÁRQUEZ CASTRO

NADA MÁS INJUSTO QUE LA JUSTICIA SOCIAL. GABRIEL GASAVE

Que América Latina es una de las regiones más postergadas del planeta no es nada nuevo. Tampoco lo es el hecho de que la brecha entre pobres y ricos en la región cada día se está ampliando más y más. Décadas de estatismo y clientelismo político lo único que han logrado es que está situación sea cada vez más grave y notoria. Sin embargo, desde el Río Grande hasta Tierra del Fuego se sigue insistiendo en la necesidad de que los gobiernos jueguen un rol preponderante en la tarea de tornar más justas y equitativas a nuestras sociedades.

Una vez más, nuestros caciques políticos hacen hincapié en que los ajustes de las economías regionales no deben traer aparejado un nuevo sacrificio para los sectores más desprotegidos de la sociedad.
Gran parte de la opinión pública coincide con ello y ruega por la puesta en práctica de la vieja idea de la redistribución de ingresos, creyendo que si se pone a la solidaridad en manos de esos iluminados burócratas, la condición de la gente va a mejorar-como si la situación actual de nuestros paupérrimos conciudadanos no fuese una muestra de lo que sucede cuando la solidaridad es colectivizada.

Por ello, resulta imperioso analizar qué idea económico-filosófica se encuentra detrás de las políticas redistribucionistas, aglutinadas hoy día bajo esa contradicción en términos que se ha dado en llamar la justicia social.
Repartiendo el pastel
Existen básicamente dos concepciones acerca de la riqueza y de la forma en que la misma debería ser distribuida en la sociedad.
1) La altruista-colectivista, actualmente predominante entre la opinión pública y la llamada clase dirigente. La misma sostiene que:
a) Dada una cantidad de riqueza determinada, lo que debemos hacer respecto de ella es ver de qué manera la vamos a repartir, a redistribuir entre todos nosotros;
b) Nadie se cuestiona en esta posición respecto de cómo surgió esa riqueza, ni de quiénes fueron los que contribuyeron a su concreción. Tan solo se preocupan por ver cómo hemos de repartirla;
c) Finalmente, esta postura considera además a la riqueza como algo estático, como lo sostenían los mercantilistas en el siglo XVIII. Al ser ese “pastel” algo estático, siguiendo con este punto de vista colectivista, si alguien obtiene una porción más grande del mismo va a ser en desmedro de algún otro que ha recibido una más pequeña.
La sociedad se convierte así en una especie de “Juego de Suma Cero,” en el cual lo que uno gana es lo que otro ha perdido. Es ante esta injusticia, sostienen sus defensores, que el Gobierno debe utilizar la totalidad de sus medios a fin de que todos reciban una idéntica tajada.
2) La otra posición sobre el particular, es la que tiene lugar en una sociedad libre y a la que podríamos sintetizar de la siguiente manera:

a) Siguiendo con la metáfora del “pastel,” el mismo no tendría límites, y nunca terminaría de estar “cocinado,” pues ese día pondríamos fin a la evolución de nuestra especie y comenzaríamos nuestro regreso a la época de las cavernas.
b) La riqueza no nos viene dada, sino que debe ser creada a través del proceso de mercado. Permanente les escuchamos decir a nuestros petulantes mandatarios que Latinoamérica es una región naturalmente rica, con amplias y fértiles extensiones de tierra y abundantes recursos naturales. Esto es cierto, pero no suficiente. Hoy día la riqueza está dada fundamentalmente por el hecho de contra con cosas tales como computadoras, satélites de comunicaciones, fibra óptica, etc., y todo ello requiere esencialmente de un previo proceso de acumulación de capital para su realización, proceso al que nos hemos empecinado en atacar y destruir en aras de la “Soberanía Nacional” de manera sistemática desde hace ya muchísimos años, a través de toda una gama de artillería intervencionista, de la destrucción de varios signos monetarios y de una presión fiscal agobiante.
c) En una sociedad libre, cada uno recibirá de ese “pastel” en función de cómo haya contribuido con sus recursos y su esfuerzo personal en su elaboración. Esto es a lo que Ulpiano se refería al definir a la justicia como un “darle a cada uno lo suyo,” principio nada atractivo para los parásitos que aspiran a vivir de sus semejantes productivos y que pregonan que “a cada cual según su necesidad” en lugar de la racional “a cada cual conforme su capacidad.”
Cuando el robo se vuelve legal
Bajo un sistema de genuino laissez faire, la única alternativa que tiene cada uno de nosotros a fin de subsistir y de progresar, es atendiendo de la mejor manera posible las necesidades del mercado, es decir, de nuestros semejantes. Por supuesto que contamos con otra posibilidad para alcanzar dichos objetivos: la de robar. Este camino podría adoptar dos modalidades básicas: Hacerlo revolver en mano, lo que no solamente no es elegante y trae aparejado el descontento de nuestras víctimas, sino que además puede conducirnos a la cárcel; o realizar el saqueo de una manera mucho más sutil y menos riesgosa, logrando que el gobierno robe por nosotros.
Todo aquel que goza de un subsidio, de una exención fiscal, de una protección arancelaria, de un monopolio concedido por ley, etc., se está beneficiando en desmedro de todos nosotros, es decir nos está robando, con la ventaja de que ese acto, a todas luces ilegítimo, goza del amparo de la ley.
¿Justicia Social o Zoocial?
Ese saqueo legalizado es el corazón de las políticas que tienen por objeto redistribuir ingresos o de justicia social. Con esta expresión suele ocurrir algo parecido a lo que sucede con aquellos que creen haber presenciado un fenómeno ovni: se la pasan hablando de él, pero no pueden precisar realmente de qué se trata. Con la justicia social ocurre otro tanto. No hay dirigente político, sindical o eclesiástico que no deje de apabullarnos hasta el hartazgo con la necesidad de alcanzarla. Ahora bien, en cuanto uno los interroga acerca de su real significado y de qué aspectos de la misma la convertirían en más loable que la mera justicia, no se obtiene respuesta alguna.
Si concordamos en que lo justo es “darle a cada uno lo suyo” y observamos como las políticas de justicia social le quitan a unos lo que les es propio, para darle a otro lo que no le corresponde, ni le pertenece, notamos entonces que estamos ante una clara injusticia.
Podemos concluir, que no hay nada más injusto que una buena justicia social, la que no es otra cosa que ponerle un nombre sofisticado al viejo acto de robarle al prójimo, motivo por el cual, a nuestro juicio, más que social debería denominársela “zoocial,” en virtud de que nos trata a todos como animales de sacrificio para los fines de terceros. El ser humano es un fin en sí mismo, mientras que la justicia social nos considera a cada uno de nosotros como un mero medio para los fines de los demás, como “carne de cañón” que debe ser sacrificada en aras de la tribu o de ese engendro imposible de definir llamado bien común.
Primera del singular
Al sostener una posición como la descrita, no es extraño que alguien nos cuestione acerca de ¿qué sucederá con los pobres y los necesitados en una sociedad libre? ¿Qué vamos a hacer por ellos?
Aquí es precisamente donde radica el error. No se trata de qué vamos a hacer, sino de ver qué voy a hacer yo por los necesitados (si es que entre mis valores se encuentra el hecho de brindarles mi ayuda.)
Debemos comprender de una buena vez que tanto la solidaridad como la caridad son actos esencialmente individuales y libres, imposibles de ser colectivizados sin perder su esencia. Yo soy solidario o caritativo cuando voluntariamente me desprendo de algo que me pertenece (si me roban so pretexto de ayudar a un tercero, ni yo, y mucho menos el ladrón, estamos siendo solidarios, y si además se hace demagógica propaganda del hecho, el mismo se convierte en una verdadera burla al supuesto beneficiario).
Debe entenderse que la única obligación que debería sernos impuesta para con nuestros semejantes es la de no molestarlos, ni inmiscuirnos en el ámbito de su libertad. Todo lo demás que deseemos hacer con y para ellos, debería quedar librado exclusivamente a decisiones personales y voluntarias. Para cerrar estas reflexiones, nada me parece más adecuado que acudir a los argumentos que la Sra. Ayn Rand expone en una de sus obras:
La próxima vez que usted se encuentre con uno de esos soñadores “inspirados por el bien público”, que le espete con rencor que “ciertas metas muy deseables no pueden ser alcanzadas sin la participación de todos” dígale que, si no puede obtener la participación voluntaria de todos, será mejor que esa meta permanezca sin ser alcanzada- y que las vidas humanas no le pertenecen, ni tiene derecho a disponer de ellas. Y, si lo desea, déle el siguiente ejemplo de los ideales que pretende. Es posible para la medicina quitar las córneas de los ojos de un hombre inmediatamente después de su muerte y transplantarlas a los ojos de un hombre vivo ciego, devolviéndole así, en ciertos tipos de ceguera, la vista. Esto, de acuerdo con la ética colectivista, presenta un problema social.¿Debemos esperar a que un hombre muera para quitarle los ojos cuando hay otros hombres que los necesitan? ¿Debemos considerar los ojos de todos como propiedad pública y proyectar un método de distribución justo? ¿Estaría usted de acuerdo en que se le quite a un hombre vivo un ojo para dárselo a un ciego e “igualar” así a ambos, NO? Entonces no continúe bregando por cuestiones relacionadas con “proyectos públicos” en una sociedad libre. Usted conoce la respuesta. El principio es el mismo.(“La Virtud del Egoísmo”- Éticas Colectivizadas. p.20.)
Tras largas décadas de haber atacado sistemáticamente a la generación de riqueza, nuestros mandatarios deberían añadirle algo de sentido común a sus ya conocidas nobles y buenas intenciones. Deberían percatarse de que la solución no pasa por el hecho de terminar con los ricos sino por ampliar su número.

ARQUETIPO DEL DEMAGOGO. DIEGO MÁRQUEZ CASTRO

"Ponte una corona, haz una libación a la estupidez y ataca a tu rival denodadamente". Demóstenes

La demagogia desde los tiempos de la antigua Grecia se ha caracterizado por constituirse en una falsificación y una corrupción de la democracia. El centro, eje y motor de un proceso de esta naturaleza es el líder transformado en demagogo. Este personaje ha sido caracterizado por Emilio Temprano, investigador en este campo, como un centauro de la vida política, al cual se le distingue a mucha distancia.
Plantea el mencionado autor que el demagogo "apenas pronuncia sus primeras palabras, ya se sabe cuál es su intención: el mandato, la dominación, el lucimiento, pero, fundamentalmente, la permanencia en el torbellino del éxito". En tal sentido, si hay algo que debe reconocerse en este tipo de líder es su tesón por figurar y estar en primera línea en el escenario político. Así como el vampiro de los relatos de terror vive de la succión de la sangre humana, el demagogo vive de la exaltación a su imagen, de los aplausos y los elogios. El demagogo es egocéntrico y no soporta que otro le "robe" el escenario.
El investigador consultado es de la opinión que uno de los elementos que forman parte de su personalidad es "su fluida oratoria provocativa contra sus oponentes y su habilidad para halagar al 'pueblo". Sin embargo, manifiesta que el demagogo no debería fiarse de tales lisonjas, pues la antigua sentencia latina ya advierte que: 'No des fe a los cazadores de palabras demasiado halagadoras. El cazador atrae a los pájaros con el dulce sonido del caramillo'. De ahí que la facilidad de los demagogos para la adulación da mucho qué pensar".
Temprano esboza un conjunto de rasgos propios de los demagogos de todos los tiempos, ante cuyos líderes y discursos "hay que tomar las debidas precauciones si no se quiere terminar preso en la telaraña urdida con la incansable elocuencia de estos demiurgos". He aquí, pues, algunas de las características psicológicas esenciales de los demagogos:
- Autoritarismo.
- Insolencia y arrogancia.
- Fácil elocuencia, con un don innato a la persuasión.
- Excelente "comunicador" para convencer a las masas.
- No duda jamás, vive de afirmaciones y negaciones rotundas.
- Se alimenta generalmente de tópicos vulgares.
- Es violento y provocador nato.
- La difamación y la calumnia suelen ser a veces sus armas predilectas.
- Recurre, si es preciso, a la emoción inflamada.
- Utiliza la ironía retadora o el humor bufonesco.
- Su oratoria se asienta en los prejuicios más rastreros.
- Desprecia cualquier opción alternativa, aunque hable difusamente de derechos humanos.
- El reduccionismo histórico está presente en su discurso.
- Emplea la mentira de forma descarada y sin parpadear.
- Adulador de los sentimientos populares.
- Utiliza con naturalidad las técnicas de la intriga.
- Recurre a gestos y expresiones bajas y chabacanas.
- Manipula a su conveniencia el vocablo "pueblo".
- Narcisismo unido a una pedantería insoportable.
- Le gusta rodearse de gente sumisa para que lo adulen y admiren.

Estas características las extrajo Temprano, como denominadores comunes, de la personalidad desplegada por líderes de la contemporaneidad, de quienes "unos creen que son gentes para escapar a kilómetros y otros, los consideran seres privilegiados, se arroban ante ellos y los aclaman".

Dentro de este orden de ideas, el investigador destaca que "en el fondo del demagogo siempre se destaca, por mucho que lo disimule, una personalidad autoritaria que quiere imponerse a los demás: por medios violentos si es preciso. El germen del dictador se le puede detectar desde sus primeros años. Ante un público de admiradores, casi nunca se muestra con su verdadero rostro autoritario, salvo en épocas de fiero dogmatismo político. Según Le Bon, la multitud sólo puede ser impresionada por sentimientos excesivos, y el damagogo que desee seducirla debe abusar de las afirmaciones violentas. Su método consistirá en exagerar, asegurar, repetir y no intentar jamás demostrar nada mediante razonamientos".
El demagogo se convierte en un hábil maestro en la utilización de los discursos falaces caracterizados por la lógica como argumentos de la fuerza, al pueblo, de la autoridad, contra la persona, de la misericordia, entre otros. Su habilidad consiste en convencer a otros de que lo falso es verdadero.
Finalmente, cabe destacar que, en opinión de Aristóteles: "Las democracias se alteran sobre todo por la insolencia de los demagogos". A lo cual el autor consultado complementa: "¿Insolencia? He aquí la clave de su éxito". Saque usted sus propias conclusiones.
raulamiel@gmail.com
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