jueves, 1 de julio de 2010

INFORME DE LA MISION DE LA INTERNACIONAL SOCIALISTA A VENEZUELA SEGÚN VISITA REALIZADA ENTRE EL 20 Y EL 23 DE ENERO DE 2010

Una Misión de la Internacional Socialista visitó Caracas del 20 al 23 de enero de 2010, encabezada por su Secretario General Luis Ayala, y compuesta por Peggy Cabral del PRD de República Dominicana, Renée Fregosi del PS de Francia, Paulina Lampsa del PASOK de Grecia, Emilio Menéndez del Valle del PSOE de España y Jesús Rodríguez de la UCR de Argentina.

Los miembros de la Misión sostuvieron una serie de encuentros con:
• los partidos miembros de la IS o cercanos a la organisación: AD, MAS,
PODEMOS y UNT;
• el conjunto de los partidos miembros de la Mesa de Unidad Democrática: el
grupo mencionado más arriba además de la ABP, COPEI y Primero Justicia;
• representantes de la Iglesia Católica: el Cardenal Jorge Urosa Savino,
Arzobispo de Caracas y otros miembros de la Conferencia Episcopal;
• la Rectora de la Universidad Central de Venezuela, Cecilia García Arocha;
• las organizaciones estudiantiles de la Universidad Central de Venezuela;
• los dirigentes de las centrales sindicales CTV y FUT, y los sindicatos de la
prensa: SNTP y FIP;
• empresarios y dirigentes de la organización patronal FEDECAMARA;
• personalidades de izquierda, entre ellos, Teodoro Petkoff y otros
intelectuales;
• representantes de importantes medios (los diarios El Nacional, El Universal y
Ultimas Noticias, y algunas radios y canales de televisión privados), entre
estos últimos, Globovisión;
• representantes de organizaciones de defensa de los Derechos Humanos y
familiares de prisioneros políticos;
• representantes de la plataforma de ONGs, Alianza para la Democracia;
• el grupo de reflexión internacional de la Mesa de Unidad Democrática.

La Misión ofreció una conferencia de prensa que reunió a un gran número de medios, de la prensa escrita particularmente. Los miembros de la Misión fueron observadores de las dos manifestaciones que tuvieron lugar el sábado 23 de enero en conmemoración del 52 aniversario de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez: manifestación de la oposición por una parte, y del oficialismo por la otra.

Además, los miembros de la Misión sostuvieron individualmente conversaciones privadas con venezolanos de su conocimiento y con diplomáticos y residentes extranjeros. A pesar de las solicitudes formuladas en los preparativos de la Misión y reiteradas más tarde a lo largo de la estadía, la Misión lamentó la imposibilidad que encontró para reunirse con representantes del partido en el poder, el PSUV, y con la mayoría presidencial en la Asamblea Nacional.
A partir de los encuentros, reuniones y conversaciones con diferentes actores de la vida nacional política y social, la Misión realizó una reflexión colectiva (puntualizada regularmente con sesiones de trabajo sólo entre los miembros de la Misión), dentro de una profunda comunidad de espíritu y una notable convergencia de puntos de vista. De esta manera y rápidamente, se logró acuerdo en cuanto a una expresión firme pero independiente que debía mantener la Misión frente a sus interlocutores.

La IS se encontraba allí para observar y escuchar a los actores de la vida pública venezolana con el fin de precisar su propia visión de la situación de la Democracia en el país. No se trataba en ningún caso de calificar a priori al gobierno del Presidente Chávez, ni de entrar en polémicas y la dinámica polarizante de la vida política local.
Todo esto, reafirmando al mismo tiempo los valores de la IS y nuestra definición del socialismo democrático: democracia representativa, elecciones justas y transparentes, búsqueda del consenso social, el respeto a la oposición política y a las minorías, garantía de la libertad de expresión y de todas las libertades públicas e individuales sobre las que se basan las democracias modernas, la justicia social, la regulación de los Estados, la solidaridad internacional. En gran medida, la prensa se hizo eco, y con un gran rigor, de la presencia y de las declaraciones de la Misión.
En todas sus declaraciones, el portavoz de la Misión, Luis Ayala expresó su esperanza y su optimismo de ver a Venezuela recobrando el camino de la paz social gracias a una amplia participación ciudadana en las próximas elecciones legislativas de septiembre de 2010.

En estas elecciones legislativas, la oposición ha anunciado la presentación de candidatos únicos en cada circunscripción, cuyos nombres serán conocidos el mes de abril. Este tema de las próximas elecciones constituyó uno de los ejes centrales de la Misión: la necesidad de una búsqueda de acuerdos entre los actores políticos, la implantación de dispositivos sólidos de control electoral y de observación, pero también de inquietud en cuanto al establecimiento de nuevas divisiones de circunscripciones electorales en detrimento de la oposición y, por otra parte, las posibilidades de nuevas medidas que podrían entrabar la expresión de los ciudadanos.
En efecto, la apropiación del marco legislativo es un elemento clave del dispositivo gubernamental para asegurar su propia perpetuidad en el poder. En todas las áreas de sus intervenciones directas, el Presidente Chávez se preocupa de legalizar su acción: nuevas leyes son promulgadas por un Parlamento con una aplastante mayoría. De esta manera son legalizados procedimientos de expropiación (empresas, bancos, medios de comunicación, propiedades de bienes raíces), la creación de nuevas entidades administrativas (a nivel de ministerios, provincias, municipalidades), representativas (sindicatos, organizaciones patronales y estudiantiles) y ciudadanas (comités de barrios, de empresas, de administraciones públicas) y, por supuesto, nuevas medidas en materia electoral, judicial y administrativa. Algunas de estas nuevas leyes contravienen la Constitución aprobada por la Asamblea Nacional, con mayoría absoluta del oficialismo.

Esta forma de imponer legalmente la voluntad del Presidente Chávez, fue subrayada por el conjunto de los interlocutores de la Misión. Otro hecho notable consiste en la coincidencia de las declaraciones de los diferentes actores sociales escuchados por la Misión: los temibles instrumentos de un mecanismo autoritario de nuevo tipo, de una democradura (gobierno de origen democrático con un ejercicio real autoritario) moderna, fueron descritos de manera recurrente y convergente a lo largo de las reuniones y entrevistas llevadas a cabo por los miembros de la Misión. Expresiones tales como: "rutina autoritaria", "criminalización de la contestación", "constitucionalismo revolucionario", "inseguridad e impunidad", "terror y corrupción", reaparecen frecuentemente en las exposiciones.

Dentro del fraccionamiento sistemático de las estructuras administrativas y sociales, el poder tolera ciertos espacios de libertad, reducidos en su número y extensión y, sobre todo, limitados a sectores que no tocan al gran público, las masas populares y las capas más pobres de la sociedad. Así, la prensa escrita, dirigida esencialmente a los intelectuales y a una parte limitada de la clase media, muestra una libertad de expresión asombrosa, a pesar de estar estrechamente vigilada y siempre bajo la amenaza de un agotamiento de las existencias de papel, al arrogarse el gobierno el control de la distribución (además de toda una otra serie de productos y servicios estratégicos, como el petróleo, la electricidad, la siderurgia, la construcción, la agroindustria, las telecomunicaciones y el sector bancario).

Si las actividades de la sociedad civil y de la oposición política no son prohibidas categóricamente ellas están controladas y limitadas, particularmente debido a un tipo de autocensura que se instala bajo la amenaza permanente de ataques verbales del Presidente y de los representantes del poder, y física por parte de grupos paramilitares, algunos de ellos manifiestamente a las órdenes del poder, otros que sobrepasan al Presidente "por su izquierda" y escapan de su control inmediato.

La violencia de la cual son víctimas con regularidad la Universidad Central de Venezuela y otras universidades que intentan preservar la misión de formación profesional de alto nivel y el espíritu crítico de las generaciones jóvenes es, a este respecto, representativa del clima de inseguridad y de temor que reina en el país.
Como lo señala un manual de formación de trabajadores, publicado por un sindicato oficialista: "la violencia es el medio de implementación de las sociedades modernas (según Marx)”. Violencia, amenaza, intimidación, inseguridad, incertidumbre, inestabilidad de las leyes y de los procedimientos, constituyen el marco de la sociedad actual. Esto no solamente tiene consecuencias sobre la vida privada de la gente y sobre la vida ciudadana y política, sino también sobre la actividad económica nacional.
Resulta que, en efecto, una gestión centralizada arbitraria y a menudo ineficiente ha producido efectos desastrosos a nivel económico, con graves repercusiones sociales, particularmente para los más pobres. Con un 30% de inflación en 2009, Venezuela alcanza el índice más elevado del continente; con 15% del PIB, la producción de bienes manufacturados está en caída constante; desde finales del 2008 el país está en una recesión cada vez más acentuada; el sector industrial ha perdido el 36% de sus empresas, con la disminución proporcional de los correspondientes empleos; los ingresos del petróleo deben cubrir en su mayoría las importaciones y las inversiones de capital en el extranjero. Por último, la última devaluación, dividió por dos el ahorro y los ingresos de los venezolanos.

En la gestión global del país, la falta de concertación y la prevalencia de una lógica de confrontación en los diferentes sectores de la sociedad son de lamentar. Por otro lado, en el plano internacional, la política de confrontación con el vecino país de Colombia, por una parte, y la importación de conflictos de Oriente Medio, por la otra, se viven como serios riesgos de desestabilización regional y de amenaza a la paz.

Por último, varios interlocutores evocaron las responsabilidades y las fallas del sistema precedente que abrieron el camino a la situación actual.
Frente a esta realidad, la Internacional Socialista y sus partidos miembros tienen un deber insoslayable de solidaridad con la izquierda política y social de Venezuela.

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LA PERVERSIDAD DE LOS IMPUESTOS, ALBERTO MEDINA // Alberto Medina

A diario se nos intenta convencer, acerca de la “bondad” de los impuestos. Hasta el punto de hacernos creer que quienes lo pagan tienen mayor autoridad moral. Estar al día con el fisco, parece otorgar un status en el que se pueden presumir mayores derechos que los que incumplen. El hecho de sufrirlos brinda un aura moral que el resto no tiene.

Tan hondo ha calado esta idea, que hasta parece bueno erogarlos. Así es que permitimos que el Estado lleve adelante su “acción solidaria”. Escuelas, hospitales, obra pública, apoyo a los productores y seguridad social, suelen ser las excelentes justificaciones que no solo ofrece “el sistema”, sino que algunos de los que “contribuyen” suponen con cierta resignación, alimentar para calmar su ambigua sensación.

Debemos asumir que los impuestos no son mas que “un mal necesario” Desde la creación del Estado, frente a la necesidad de que ALGO pudiera resolver aquello que individualmente no se podía solucionar, se asumió que para que esto sea posible, los particulares deberían solventar los gastos que ello involucraba.

Primero fue la necesidad de que se pudieran dirimir civilizadamente las diferencias entre los individuos y que alguien, imparcial ( ? ), garantizara el pleno ejercicio de los derechos, en esta suerte de JUSTICIA. Luego fue la necesidad de negociar entre naciones, y allí precisaríamos alguien nos representara formalmente, entonces la CANCILLERIA fue justificada. Después fue la prioridad de que cierta fuerza que emanara de alguna parte, nos brindara SEGURIDAD para evitar los abusos y el imperio de la ley del más fuerte. Finalmente surgieron necesidades “modernas”, la educación, la salud y hasta las tan mentadas políticas activas en materia económica. Probablemente este no haya sido el orden…..o si, pero esto es, en definitiva, anecdótico.

Para sostener este CRECIENTE andamiaje, el recurso ineludible debieron ser los impuestos, léase la apropiación compulsiva por parte del Estado de una parte de los ingresos generados por un individuo a través de su esfuerzo personal.

El complejo moral de no “contribuir” se ha hecho carne y nos hace sentir culpables cuando no aportamos a la GRAN CAUSA. Vivimos en un país donde el “progresismo” se puso de moda. Gordon Liddy, periodista norteamericano decía que “Ahora resulta que “progresistas” son aquellos que se sienten enormemente solidarios con el prójimo y entonces pretenden ayudarle no con su propio dinero, sino con el tuyo.”

Tiempo atrás tuve la oportunidad de visitar una exposición. Era un día algo nublado. Clima y horario, cercano al mediodía, generaron condiciones ideales para buscar algo para el almuerzo. Así, me aproxime a un improvisado puesto donde un hombre preparaba comida autóctona tradicional. Lo ayudaban un par de personas que preparaban la materia prima para su posterior cocción. También colaboraba alguien más que se responsabilizaba de la caja y entregaba la mercadería lista para consumirla. El hombre, propietario y cocinero a la vez, hacia su tarea frente a una especie de parrilla que denotaba cierta artesanal construcción. Difícilmente esa herramienta podría haber sido adquirida. Debió haber sido fabricada por alguien manualmente.

Dialogue con el propietario del puesto mientras el trabajaba. Primero fueron preguntas generales, consultándolo acerca de la marcha del negocio a lo que respondió con singular entusiasmo y visión positiva. Al profundizar la charla, me contó con orgullo mas detalles de cómo empezó, de su “secreta” receta, y de cómo ideó, imaginó y construyó esa extraña parrilla.

Compartió con humildad y al mismo tiempo satisfacción, sus aciertos y errores. También, de como esa parrilla funcionaba primero con un motor de lavarropas lo que dinamizaba el mecanismo que permitía girar a esos improvisados rodillos. Luego le coloco un motor de mayor fuerza, pero resultó ser excesivamente potente. Precisó entonces del asesoramiento de un amigo, ingeniero él, para lograr regular la fuerza del motor al punto justo, lo que finalmente consiguió. Además construyó con idéntico entusiasmo ese “carrito” que servía de puesto y que ruedas mediante, trasladado por un remolque, permitía ser transportado a cada evento que congregara gente en el lugar de la ciudad y la provincia al cual fuera interesante ir a ofrecer sus deliciosos productos.

Lo comprado resulto exquisito, pero mucho más sabrosa fue la experiencia de charlar con este “emprendedor”. Todo esto ocurrió un día domingo, de esos que se dedica al descanso reparador. Este hombre es, sin dudas, un ejemplo de esfuerzo, de trabajo de sacrificio, un auténtico emprendedor con mayúsculas. No parece un empresario, para la concepción tradicional, sin embargo ESTE sí lo es.

A estas alturas se podría pensar que tendrá que ver este emprendedor con los impuestos y con la perversidad que intentamos retratar. Mucho más de lo que podamos imaginar.

Este emprendedor, no entregaba ni facturas ni ticket a sus clientes. Sería una sorpresa que estuviera registrado como contribuyente en AFIP. Difícilmente haga declaraciones de IVA. Es bastante improbable que este pagando impuesto a las ganancias. Ni siquiera, tal vez, esté inscripto como monotributista. Tampoco resulta probable que aporte a Rentas Provinciales. Si así fuera, no precisaría contador que lo ayude con esto de cumplir con el fisco. Sus “colaboradores” no deben contar con recibo de sueldo en blanco, o sea que seguramente carecen de aportes previsionales. En materia de permisos municipales, tal vez no cuente con la habilitación respectiva, ni mucho menos haya pasado por controles de bromatología y autorizaciones de esa índole.

La tradición culposa e hipócrita de una sociedad que sigue recitando que pagar impuestos otorga jerarquía moral juzgaría a este hombre como un vivillo, un pícaro, un delincuente, un evasor y hasta un criminal, según la dureza con la que se quisiera expresar el interlocutor de turno.

No sabemos si todas estas presunciones acerca de la conducta impositiva de este personaje son solo eso, presunciones, o finalmente confirmadas certezas. Dado el perverso, voraz y alevoso mecanismo impositivo que el Estado ejerce sobre los ciudadanos de este país, es bastante razonable pensar que si este hombre pagara la totalidad de los impuestos que el Estado Nacional, Provincial y Municipal le requieren su negocio seria INVIABLE, es decir no lo podría desarrollar, mucho menos aun, dándole trabajo a esos colaboradores que lo ayudaban con similar entusiasmo.

Si el Estado se hubiera percatado de su presencia, este negocio seguramente no existiría. En lo personal me hubiera privado de conocer a este soñador, disfrutando de su historia y manjares. Pero la humanidad se hubiera privado del aporte creativo, de su dignidad y de ese orgullo que le permitió salir de la pobreza, sentirse útil para con la comunidad, seguir soñando con crecer y mostrar a su sociedad que, con inteligencia, puede aportarle mucho, sin la necesidad de presumir títulos universitarios.

Son estas experiencias concretas las que confirman la visión de que los impuestos son perversos mecanismos de confiscación legalizada.

Cuando alguien lleva adelante un acto mediante el cual, por medio de la fuerza o la amenaza de fuerza, extrae o se apropia de la riqueza o bienes adquiridos por otro individuo se llama ROBO. Cuando ese mismo acto tiene como protagonista al Estado se llama IMPUESTO. En el primer caso, la gente se indigna y acepta que tenemos derecho a defendernos del agresor. En el segundo caso, la gente se resigna y acepta al agresor como su “benefactor”. Vaya paradoja.

Cierta cita anónima dice “no robaras, porque el Estado no admite competencia”

La historia de nuestro personaje nos plantea un dilema moral complejo. Seguir los patrones sociales siendo un fiel y cumplidor contribuyente para no quebrantar la ley haciendo inviable miles de brillantes ideas creadoras, productivas y generadoras de riqueza. O traspasar esa línea, esquivando con mayor o menor inteligencia las perversas normas que se nos imponen a diario para dar paso a la oportunidad de nuestras energías

Decía ese escritor estadounidense, Henry David Thoreau un par de siglos atrás “ Si el Estado me dice “la bolsa o la vida”, ¿por qué debo obedecer y darle el producto de mi esfuerzo? Me sentiría indigno si lo hiciera.”

Otra cita ayuda a darle contexto a esta mirada. Un escritor estadounidense, Patrick Jake O’Rourke decía que “El impuesto ha creado más “criminales” que cualquier otro acto del gobierno al obligar a miles de personas a mentir para protegerse del expolio.” Ese mismo escritor profundizaba la idea diciendo que “Al Estado le interesa la gente de la misma forma que a las pulgas les interesan los perros.”

El sistema es perverso. Es evidente. Pero preocupa la aceptación popular del que goza pese a su demostrada inmoralidad.

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