lunes, 24 de marzo de 2008

*CARTA (DESDE EL MAS ALLÁ) DE JOSÉ ANTONIO PÁEZ PARA HUGUITO (DIMINUTIVO POCO AMISTOSO)


*CARTA (DESDE EL MAS ALLÁ) DE JOSÉ ANTONIO PÁEZ PARA HUGUITO (DIMINUTIVO POCO AMISTOSO)


Estimado Huguito:


Es un placer para mi dirigirme a ti, en la oportunidad de aclararte algunas situaciones, que al parecer fueron las que te obligaron a retirar mis restos del Panteón Nacional, donde descansaron en sana paz por casi 119 años (desde el 19 de abril de 1888).

Bueno, Hugo, porque me echas esa broma, a mi, tu paisano, recuérdate que nací en Curpa de la provincia de Barinas (que algún divisionista la convirtió hoy en Estado Portuguesa), un 13 de junio de 1790.
Yo, al igual que tú, era un pata en el suelo, hasta analfabeta porque no tuvimos ni el ACUDE de la 4ta ni mucho menos tu MISIÓN ROBINSON, pero lo que si puedes tener por seguro, es que fui un verdadero patriota, que amaba a mi país, que decidí luchar por la libertad de los venezolanos, por deshacernos del yugo de esos españoles que nos maltrataban y explotaban.

Yo, Hugo, no entré en ninguna escuela militar para que me dieran el comando de un batallón de paracaidistas como a ti, yo tuve que convencer a muchos campesinos, vegueros y cuanto bicho de uña se me presentaba para que formaran parte de mi ejército, luego parir los recursos para vestirlos, armarlos y darle bastimentos para que fueran a dar la vida por la patria.

Créeme, yo hacía eso por iniciativa propia ya que ni conocía a Bolívar y fue el 30 de enero de 1818, en el hato Cañafístola, cuando por fin lo conocí.
El venía de Angostura ejecutando la Campaña del Centro y nos pusimos de acuerdo para la prosecución de las operaciones contra el ejército del general realista Pablo Morillo, que nos cargaba azotaos, y debo confesarte que prácticamente tuve que echarle pichón yo solo, incrementando mi ejército y ganándome los méritos y el concepto del Libertador con quien nuevamente me reuní el 28 de abril de 1821 para iniciar los preparativos de la Campaña de Carabobo.

Me tocó a mi echarle pichón para incrementar mi ejército y salir de Achaguas el 10 de mayo y a caballo (no en aviones y helicópteros VIP, como tu viajas) para incorporarme en San Carlos (Edo. Cojedes) al Ejército Libertador.

Por fin el 24 de junio del mismo año libramos la Batalla de Carabobo y debe ser que como yo tenía fama de bravo pues me pusieron al mando de la primera división, o sea la que puso el pecho, conmigo al frente, no me metí en museo militar alguno, ni nada por el estilo a mandar a mis lanceros, ah, después que ya yo había vuelto leña a los realistas fue que mandaron a la segunda, dirigida por el general Manuel Cedeño pero solo fue para que los rematara.

Así que Hugo, la batalla la gané fui yo y la mejor prueba de ello fue que en ese mismo campo de batalla Bolívar me ascendió a General en Jefe, o sea que esa independencia que tu celebras y de la que disfrutas hoy, me la debes es a mí, quien fui el que se quemó el pecho peleando y arriesgó el pellejo

¿Y tu no crees que esos son suficientes méritos para está en el panteón?
Cónchale chico, no seas mal agradecido. Bueno comandante, yo entiendo que a Bolívar, como lo derrotaron en Venezuela, tuvo que huir a Colombia, y entiendo que los colombianos lo querían mucho ya que les dirigió su independencia, y que desde ahí mismo mandó a Sucre a liberar a Ecuador a Perú, a Bolivia, pero de eso a querer hacernos a todos colombianos, pues no se lo podíamos permitir, ¿Por qué no hizo la Gran Venezuela en vez de la Gran Colombia? Ah no, no se que pepera tenía Bolívar con ellos, porque nos quería imponer esa Gran Colombia. Ah y fíjate que hasta el Vicepresidente era el colombiano Santander. No, que va, no nos la calamos, así que iniciamos en abril de 1826, "La Cosiata". Rompimos relaciones con el gobierno de Bogotá, más no con Bolívar, y planteamos la separación de Venezuela de la Gran Colombia. Sin embargo no nos separamos y disciplinadamente obedecí a Bolívar cuando regresó del Perú y asumió en Bogotá la presidencia de la República. Pero no, aquí los venezolanos no nos convencíamos nos negábamos a ser colombianos y sin enfrentarme abiertamente al Libertador tuvimos que desconocer la autoridad de los órganos de Bogotá y consumar la separación de Venezuela de la Gran Colombia a mediados del 27. O sea Hugo, que si yo no hubiera hecho eso, hoy no hubiera Venezuela, hoy tú fueras colombiano y lo peor chamo, tú no fueras presidente, sino un caliche más.

Entonces reconócelo; me debes el país y tu presidencia a mi, entonces, ¿por qué me echas esa broma y me sacas del Panteón? Viste que eres un mal agradecido.
Pues, otra cosa que tu me debes Hugo, es la democracia, pues chamo, yo no era profesional universitario, pero leía mucho y conocía lo que se hacía en otros países para gobernarlos, me dejaba asesorar y así, el 24 de marzo de 1831 fui electo como el primer presidente constitucional de Venezuela y con más porcentaje que tú, por 136 votos de los 158 sufragantes surgidos de las asambleas electorales.


En este primer gobierno, me tocó organizar el Estado con medidas administrativas en materia de impuestos, inmigración, liberalización del crédito, educación, orden público, y asuntos internacionales.

Me tocó difícil, hasta me tocó enfrentarme al Arzobispo de Caracas, nuestro paisano Ramón Ignacio Méndez y enfrentar el alzamiento de los locos generales José Tadeo Monagas y José Gregorio Monagas (el primero con el pretexto loco de restituir la Gran Colombia y el otro con la locura de la autonomía de un Estado Oriental), pues y no tuve que meterlos presos, ni matarlos, ni nada de eso, pude conciliar con ellos y resolver el problema.

Pues como yo no tenía control del CNE, ni del Tribunal Supremo de Justicia y mucho menos de la Asamblea Nacional, pues no pude reelegirme y así en 1835 tuve que entregar el poder a José María Vargas , como lo hace un demócrata y no me quise perpetuar en el poder como al parecer tu quieres hacerlo.

En 1838 fui legalmente electo para una segunda presidencia que asumí el 1 de febrero de 1839 y me ocupé de la educación, el crédito exterior, y el mono de deuda pública contraída por la antigua República de Colombia y para que no creas esa paja que te han dicho de que yo era enemigo de Bolívar, yo fui quien comencé a solicitarle a Colombia la posibilidad de retornar los restos mortales del Libertador y ponerlos en el Panteón del cual tu me sacaste. Así, sin chimbear resultados, ni infectar el REP, ni utilizar máquinas arregladas, en enero de 1843, entregué la presidencia de la república al general Carlos Soublette, eso como una demostración de que yo era un verdadero demócrata y que no tenía ni tuve odios contra nuestro Libertador, solo diferencias. Cónchale chico y tu no eres quien para quitarme lo bailao, para despojarme de mi lugar en la historia y fíjate que el 13 de julio de 1867, el gobierno de Venezuela me expidió el título que me acreditaba como "Ilustre Prócer de la independencia Suramericana".

Ahora Hugo no se porque tu me acusas de oligarca, de corrupto, de que me aproveché de los dineros públicos, de veras que eres un difamador. ¿Qué pretendías tu?, que luego de toda lo que yo luché en mi vida, de ser General en Jefe, presidente de este país por 3 veces, de darle realmente la independencia a los venezolanos y hasta luchar en la federación; ¿Qué después de todo eso muriera arruinado como un perro en la calle? Pues tienes que entender que aquí hubo haberes militares y que se nos permitió a todos los que nos jodimos en guerra desarrollar una pequeña fortuna. Tu y tu familia es el mejor ejemplo, ¿no has visto como viven ahora todos los que salieron de allá, de tu humilde casita de la avenida Carabobo de Sabaneta en Barinas?, ¿no les has visto las prendas de oro en sus manos y pies, en los carros que andan, en las casas que viven, como se visten, el ganado que tienen? Hugo, y vete tu mismo, el súper avión que te comprastes los helicópteros VIP que encargaste, tus relojes, tus gastos en trajes y zapatos multimillonarios, los viajes y lujosos hoteles donde llegas. Ves que eso es muy bueno, pues, no chico, lo que es bueno pa´l pavo es buena pa´ la pava. Además, ¿qué fortuna? Es que acaso tu ves que los Páez son los oligarcas de Venezuela, no, los Páez, están pelando, así como tu tienes a la gran mayoría de los venezolanos y eso porque yo no les dejé real. Así que no seas injusto, no les hagas creer eso a mis compatriotas.

Mira camará, no seas mal agradecido, no te perdono que tus jala mecates hayan blasfemado el sitio donde reposaba la casa de mi mujer Dominga Ortiz de Páez allá en la Calle Bolívar de la ciudad de Barinas, lugar donde construyeron una plaza con mi nombre y fue erigido mi busto, obra de un artista paisano tuyo. Pues, tus vándalos seguidores, esos ignorantes de este país quienes hambreados son los únicos que te pueden seguir, dañaron el busto y pintaron mi cara en azul y también quitaron todo el adorno de luces navideñas que había sido colocada en la misma, dejando a todos los vecinos del sector sin navidad, por tus ridiculeces.
Fue la única plaza en la ciudad a la cual no se adornó y lo más ridículo fue que ahora van a cambiarle el nombre a todo lo que te recuerde a mí, cuando la historia de Barinas es mi historia. Recuerda: ¡El que escupe hacia arriba le cae la saliva en la cara! No sigas sembrando odios, pariente, tu vas a salir de esa presidencia algún día, porque el poder es efímero, no te creas que vas a ser el nuevo Fidel de América, Venezuela no es una isla y a ti no te quiere la mayoría de los venezolanos.

Fíjate en mi, como después de todo lo que hice, algunos malagradecidos me metieron preso, me sacaron del país tres veces y tuve que ir a morir el 6 de mayo de 1873 en el olvido, lejos de la patria, en Nueva York, allá en eso que tu llamas el imperio, en los Estados Unidos.

Cónchale chamo y el país gastó un dineral para repatriar mis restos y sepultarlos en el Panteón Nacional, para que, por una puntada de rabo que te dio, tú me vengas a sacar y borrar casi 200 años de historia. No jile. Finalmente te recomiendo que "no le hagas a nadie lo que no te gustaría que te hagan a ti" porque vas a terminar peor que tu pana Hussein. ¡Caracha, negro!

Atentamente

José Antonio Páez.