*EDITORIAL DEL DIARIO 2001 DEL 21/02/08: ¿SIN ESPERANZA...?
"Todos los hombres pueden caer en un error; pero sólo los necios perseveran en él".
Cicerón
Dice el lema de la llamada nueva Pdvsa que ésta, ahora, es de todos, pero si hemos de guiamos por las cifras oficiales, el 92,5% de sus ingresos va a manos del Estado y ello es preocupante.
¿Por qué? Porque esos multimillonarios petrodólares son administrados a discrecionalidad de los gobernantes, desconociéndose su uso y destino.
Desde el momento que esa ingente cantidad de dinero se gasta atropelladamente, se está obviando uno de los principales beneficios que pueda ofrecer el ingreso petrolero en beneficio del pueblo: convertirlo en inversión productiva.
Es decir, no hay un provecho tangible para el sector público ni para el sector privado.
Nos preguntamos, ¿de dónde van a salir los 10.000 millones de dólares anuales que Pdvsa, como ha dicho, invertirá en la industria?
Con una economía como la venezolana, que habiéndose menguado sustanciablemente lo que fuera su envidiable producción agropecuaria, el Gobierno tiene que recurrir a una gigantesca importación de alimentos en todo el orbe para atender el desabastecimiento que acogota a los venezolanos.
Este es un problema, grave por lo demás, que no se resuelve a realazos, sino abriendo un compás de entendimiento, de diálogo, entre el sector público y el sector privado, de modo de alcanzar acuerdos que permitan un vasto plan de inversiones para elevar la producción a los niveles suficientes para abastecer el mercado.
Vemos como el Ministerio de Finanzas, por ejemplo, toma decisiones y asume políticas a espalda de los venezolanos, como si éstos fueren convidados de piedra, transitando el mismo camino equivocado y por lo tanto seguiremos obteniendo resultados muy pobres o ninguno, tal como han sido estos nueve años de gobierno.
En medio de tantos yerros sufrimos, ahora gracias a ese cúmulo de equivocaciones y de ignorar las advertencias que se hicieron en su oportunidad, una inflación disparada al borde del descontrol y cuyas cifras, como las presentan los mandantes, no se corresponden con la realidad.
No es secreto que los precios de las materias primas, de los cereales y otros productos alimenticios se han disparado y siguen aumentando constantemente a pasos acelerados a nivel mundial, como consecuencia de los problemas climáticos que han golpeado el Asia.
Por el camino que vamos y si el Gobierno no toma los correctivos correspondientes con urgencia, a la vuelta de la esquina tenemos el ominoso fantasma de las colas, de largas colas, en procura de alimentos.
"Todos los hombres pueden caer en un error; pero sólo los necios perseveran en él".
Cicerón
Dice el lema de la llamada nueva Pdvsa que ésta, ahora, es de todos, pero si hemos de guiamos por las cifras oficiales, el 92,5% de sus ingresos va a manos del Estado y ello es preocupante.
¿Por qué? Porque esos multimillonarios petrodólares son administrados a discrecionalidad de los gobernantes, desconociéndose su uso y destino.
Desde el momento que esa ingente cantidad de dinero se gasta atropelladamente, se está obviando uno de los principales beneficios que pueda ofrecer el ingreso petrolero en beneficio del pueblo: convertirlo en inversión productiva.
Es decir, no hay un provecho tangible para el sector público ni para el sector privado.
Nos preguntamos, ¿de dónde van a salir los 10.000 millones de dólares anuales que Pdvsa, como ha dicho, invertirá en la industria?
Con una economía como la venezolana, que habiéndose menguado sustanciablemente lo que fuera su envidiable producción agropecuaria, el Gobierno tiene que recurrir a una gigantesca importación de alimentos en todo el orbe para atender el desabastecimiento que acogota a los venezolanos.
Este es un problema, grave por lo demás, que no se resuelve a realazos, sino abriendo un compás de entendimiento, de diálogo, entre el sector público y el sector privado, de modo de alcanzar acuerdos que permitan un vasto plan de inversiones para elevar la producción a los niveles suficientes para abastecer el mercado.
Vemos como el Ministerio de Finanzas, por ejemplo, toma decisiones y asume políticas a espalda de los venezolanos, como si éstos fueren convidados de piedra, transitando el mismo camino equivocado y por lo tanto seguiremos obteniendo resultados muy pobres o ninguno, tal como han sido estos nueve años de gobierno.
En medio de tantos yerros sufrimos, ahora gracias a ese cúmulo de equivocaciones y de ignorar las advertencias que se hicieron en su oportunidad, una inflación disparada al borde del descontrol y cuyas cifras, como las presentan los mandantes, no se corresponden con la realidad.
No es secreto que los precios de las materias primas, de los cereales y otros productos alimenticios se han disparado y siguen aumentando constantemente a pasos acelerados a nivel mundial, como consecuencia de los problemas climáticos que han golpeado el Asia.
Por el camino que vamos y si el Gobierno no toma los correctivos correspondientes con urgencia, a la vuelta de la esquina tenemos el ominoso fantasma de las colas, de largas colas, en procura de alimentos.