jueves, 7 de febrero de 2008

*CORTE BRITÁNICA CONGELA ACTIVOS PDVSA 12.000 MILLONES DE DÓLARES


*CORTE BRITÁNICA CONGELA ACTIVOS PDVSA 12.000 MILLONES DE DÓLARES

Principal Economía GOLBOVISION

Economía

Según se desprende de documentos presentados en un tribunal de Estados Unidos, la petrolera Exxon Mobil Corp ganó una orden de un tribunal británico por medio de la cual se congelan activos de Petróleos de Venezuela (PDVSA) por hasta 12.000 millones de dólares.


- Comunicación jurídica de la empresa ExxonMobil sobre embargo a bienes de PDVSA


La orden, según dieron a conocer agencias noticiosas internacionales, establece que PDVSA no puede retirar activos de Inglaterra y Gales por un valor de hasta 12.000 millones de dólares. Además, según declaraciones de la Exxon, recibió órdenes judiciales que congelan los activos de PDVSA por hasta 12.000 millones de dólares en Holanda y en las Antillas Holandesas.



Según se desprende de documentos presentados en un tribunal de Estados Unidos, la petrolera Exxon Mobil Corp ganó una orden de un tribunal británico por medio de la cual se congelan activos de Petróleos de Venezuela (PDVSA) por hasta 12.000 millones de dólares.



La orden, según dieron a conocer agencias noticiosas internacionales, establece que PDVSA no puede retirar activos de Inglaterra y Gales por un valor de hasta 12.000 millones de dólares. Además, según declaraciones de la Exxon, recibió órdenes judiciales que congelan los activos de PDVSA por hasta 12.000 millones de dólares en Holanda y en las Antillas Holandesas.



Al conocerse la noticia, el bono Venezuela global 27, el que cuenta con más operaciones, cayó de manera importante. Antes de saberse el resultado de la demanda se cotizaba en 102.50 puntos y pasó a cerrar en 99.50.


MGC
Globovisión Publicado el 07-02-2008

*EL CONCEPTO DE HOY: ESCRIBE GUILLERMO RODRIGUEZ GONZÁLEZ


La riqueza que mal administran los corruptos estatismos socialistas, hay que transferirla directamente al pueblo, a todos y cada uno, sobre cuyo empobrecimiento, dependencia y adoctrinamiento reinan las oligarquías socialistas de ayer y hoy.
Guillermo Rodríguez González

*CARLOS ALBERTO MONTANER: TRANSCRIPCIÓN DE UN DISCURSO “IZQUIERDAS CARNÍVORAS Y VEGETARIANAS”


*CARLOS ALBERTO MONTANER: TRANSCRIPCIÓN DE UN DISCURSO “IZQUIERDAS CARNÍVORAS Y VEGETARIANAS”

La mayor paradoja que presenta el moderno debate ideológico latinoamericano es su antigüedad. Tiene 200 años de iniciado. Apenas hay factores novedosos en la disputa. Se trata de variaciones sobre un mismo tema. En 1810, cuando comienza el enfrentamiento entre España y sus colonias, la lista de agravios que exhibían los criollos incluía la falta de comercio libre internacional, el proteccionismo, el centralismo administrativo impuesto por los Borbones madrileños, la excesiva y arbitraria presión fiscal, y un tipo de estructura estatal en donde los poderes públicos dependían totalmente de la Corona. La Corona hacía las leyes, nombraba los jueces, ejercía la autoridad de forma ilimitada y utilizaba sus recursos para enriquecer a los cortesanos favoritos.

Como sucedió en Estados Unidos, los criollos se rebelaron contra esa forma de relación entre la metrópolis y las colonias. La Corona y los realistas que la respaldaban defendían el modelo mercantilista del antiguo régimen, mientras los independentistas postulaban las ideas liberales y republicanas entonces en boga. El uruguayo José Gervasio Artigas, por ejemplo, solía tener consigo un pequeño ejemplar de la Constitución norteamericana de 1787, el colombiano Antonio Nariño tradujo, publicó, y fue a la cárcel por ello, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano promulgada por los franceses en 1789, mientras Simón Bolívar, sin mucho éxito, intentaba que su admirado Benjamín Constant le reconociera su condición de liberal.

Estamos, pues, ante un curioso cambio de papeles e identidad. Si entonces los dos grandes sectores políticos enfrentados se hubieran denominado “derecha” e “izquierda”, los realistas hubieran sido la derecha reaccionaria, y los independentistas habrían sido conocidos como la izquierda progresista. Dos siglos más tarde, las denominaciones han cambiado de signo y quienes se denominan izquierda progresista son los proteccionistas, enemigos del comercio libre internacional, partidarios de una economía estatista y centralizada, dotada por medio de una intensa presión fiscal, controlada por el gobierno, mientras quienes sostienen las ideas liberales -mercado, derechos de propiedad, apertura comercial, primacía del individuo, bajos impuestos, limitación de la autoridad y división de poderes de acuerdo con la tradición republicana- son calificados como derecha conservadora. O sea, los denostados neoliberales.

Las señas de identidad

No hay, naturalmente, una izquierda, sino varias, y algunas de ellas están mucho más cerca de la derecha liberal de lo que están dispuestas a admitir. En un libro reciente, El regreso del idiota, que, como el anterior, publicado hace más de una década, el Manual del perfecto idiota latinoamericano, he escrito junto a Plinio Apuleyo Mendoza y Álvaro Vargas Llosa, en el tono jocoso que elegimos para estos polémicos textos, clasificamos a las izquierdas como ‘vegetarianas” y “carnívoras”.

Grosso modo, la vegetariana es la que se mueve dentro del marco de la democracia occidental, cercana al modelo socialdemócrata europeo de nuestros días, mientras la carnívora se desplaza a la velocidad que le permite su crispada realidad política hacia el colectivismo autoritario de inspiración cubana, como señala Hugo Chávez en una metáfora marinera: “navegamos hacia el mar de la felicidad cubano”. Borrascoso Estrecho de la Florida, por cierto, del que, cuando pueden, los cubanos suelen escapar en unas balsas nada metafóricas.

La manera más comprensible de entender las diferencias entre esas izquierdas es acercarnos a los casos concretos. La vasta y muy variopinta familia se compone, aparentemente, de Argentina, Brasil, Uruguay, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y, por supuesto, en el extremo más radical, Cuba, esa reliquia de diseño soviético surgida de la Guerra fría. A Chile se le suele incluir en el mismo pelotón porque gobiernan los socialistas desde hace dos periodos, en concertación con los democristianos, pero, en realidad, la señora Michelle Bachelet, como antes Ricardo Lagos, se parecen muy poco a eso que se llama “izquierda latinoamericana”.

En definitiva, ¿qué tienen en común sus gobiernos? Fundamentalmente, cuatro aspectos:

· En primer lugar, el discurso político. Dentro de una visión paranoica, cercana a las teorías conspirativas, atacan permanente a lo que llaman el neoliberalismo. Achacan casi todos los males económicos actuales a las privatizaciones de los años noventa y a las recomendaciones del FMI y el BM resumidas en el Consenso de Washington (CW), olvidando totalmente la pobre situación del Continente anterior a esta etapa.

· También coinciden en el asistencialismo masivo. Reclutan a una buena parte de su clientela política con diversas formas de lo que llaman “gasto social”. Esos recursos a veces sirven para alimentar a los más necesitados -lo que sería justificable-, pero otras se utilizan para amansar, sobornar o utilizar como tropa de choque a los más peligrosos y agresivos, como sucede con los piqueteros argentinos.

· En general, el antiamericanismo, con diverso grado de virulencia, es otro rasgo común. Los yanquis, como decía el himno sandinista originalmente, son los “enemigos de la humanidad”.

· El cuarto elemento es la actitud antisistema y el desprecio por las instituciones y partidos políticos tradicionales. El líder de la nueva izquierda es, generalmente, un outsider.

Un poco de historia

¿Cómo se creó esta matriz de opinión? Todo parte de un inmenso error relacionado con la forma en que se crea la riqueza, pero antes de llegar a ese punto es conveniente hacer un breve recuento histórico.

En la segunda mitad de los ochenta del siglo pasado, ya resultaba totalmente inocultable que habían fracasado las propuestas cepalianas de sustitución de importaciones, mediante estados proteccionistas, fuertemente intervencionistas y planificadores, muchas veces convertidos en empresarios. Por ese camino, América Latina no se desarrollaba, sino se estancaba, retrocedía, o padecía altísimos índices de corrupción y feroces inflaciones, como las que sufrieron Perú, Argentina, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, mientras otros países, como los tigres de Asia, despegaban fulminantemente. Fenómeno que también se observaba en el Chile de Pinochet, donde la reforma fue muy exitosa en el plano económico y generó tasas de crecimiento cercanas al 8% de manera continua, al menos en los últimos años de la dictadura, aunque en el político se trató de un cruel experimento saldado con varios millares de muertos, desaparecidos y torturados.

Fue entonces, en los ochenta, cuando algunos políticos, generalmente procedentes del campo socialdemócrata, comenzaron a reformar las relaciones entre la sociedad y el Estado, introduciendo medidas de apertura extraídas del recetario liberal: Oscar Arias en Costa Rica, César Gaviria en Colombia, el boliviano Víctor Paz Estenssoro, el venezolano Carlos Andrés Pérez en su segundo periodo, el argentino Carlos Menem, el ecuatoriano Sixto Durán, y el mexicano Carlos Salinas de Gortari fueron buenos ejemplos del abandono de los viejos dogmas. Todos, de alguna manera, estaban respondiendo a una atmósfera general de regreso a la ortodoxia económica y a la defensa del mercado y la responsabilidad individual, movimiento que en Inglaterra había encabezado la señora Thatcher y, en Estados Unidos, Ronald Reagan. Resultaba muy significativo que pocos años antes, Friedrich Hayek (1974) y Milton Friedman (1976) hubieran recibido el Premio Nobel. Era, simplemente, la hora del liberalismo clásico, como se entiende en Europa esa palabra, que regresaba triunfal a la imaginación política colectiva tras el fracaso parcial de las propuestas keynesianas, y esta influencia llegaba a América Latina.

Sin embargo, los resultados de la reforma fueron insatisfactorios en América Latina. ¿Por qué? Por dos razones: la primera, es que esa reforma casi siempre se hizo a regañadientes, sin el previo consenso de la sociedad, de forma limitada, y con muchos elementos contradictorios como, por ejemplo, la falta de control en el gasto público, como sucedió en la Argentina de Menem, donde el aumento exponencial del gasto público hizo imposible el sostenimiento de la paridad entre el peso y el dólar, hasta que se produjo el estallido financiero, con la vergonzosa confiscación de los ahorros nacionales y el jubiloso e irresponsable impago de la deuda pública. Por otra parte, con frecuencia el proceso de privatización de las empresas estatales fue muy turbio, en algunos casos hubo enriquecimiento ilícito, y en casi todos los nuevos propietarios, aunque mejoraron muy notablemente los servicios ofrecidos, aumentaron las tarifas para recuperar sus inversiones, algo que irritó a una sociedad acostumbrada durante décadas al esquema contrario: pésimos servicios, o terriblemente insuficientes, pero fuertemente subsidiados.

El inmenso error

Había, además, otro factor en el que casi nadie reparaba: la reforma introducía un elemento de eficiencia en el manejo de las finanzas públicas, pero no necesariamente aumentaba la riqueza existente. ¿En qué consistía la reforma? En esencia, en una decena de recomendaciones recogidas en el Consenso de Washington por el economista John Williamson, alguna de ellas, por cierto, alejada de las propuestas estrictamente liberales, como es esconder la falta de competitividad mediante la manipulación de la tasa de cambio. Recordemos cuáles eran, resumidas, esas diez recomendaciones:

1. El establecimiento de disciplina fiscal. Lo que se gastaba tenía que limitarse a los ingresos o a la capacidad razonable de endeudamiento, pero no más.

2. Control y reordenamiento del gasto público para privilegiar la salud, la educación y las infraestructuras, en detrimento del asistencialismo puramente humanitario, casi siempre improductivo y clientelista.

3. Reforma y simplificación fiscal para recaudar más eliminando excepciones y privilegios.

4. Liberalización de las tasas de interés.

5. Utilización del tipo de cambio para sostener la competitividad.

6. Disminución progresiva del proteccionismo arancelario.

7. Estimular la apertura el exterior para atraer inversiones extranjeras.

8. Privatización de las empresas en poder del Estado.

9. Facilitar el acceso al mercado de los agentes nacionales e internacionales para agilizar la realización de transacciones comerciales y estimular la competencia, reducir los precios y mejorar la calidad de bienes y servicios.

10. Fortalecimiento de los derechos de propiedad.

Todo eso, qué duda cabe, era importante y contribuía a crear un clima más propicio para la generación de riqueza, pero pertenecía al mundo de la macroeconomía, al de los famosos “ajustes”, y ya se sabe que los mortales viven en el otro, en la microeconomía, donde existen empresas que dan trabajo, pagan salarios, ahorran, obtienen beneficios, invierten y, cuando hay suerte y ciclos prolongados, crecen incesantemente absorbiendo la mano de obra nueva que se asoma al mercado laboral.

En los países que habían dado el salto a la modernidad y el progreso, además de recurrir al recetario liberal, el gobierno y la sociedad civil, en general, habían hecho un esfuerzo muy importante para mejorar sustancialmente el tejido empresarial alentando el ahorro interno y atrayendo el externo, invitando y fomentando la instalación de compañías internacionales que le agregaban un alto valor a la producción de bienes y servicios, y fortaleciendo de diversos modos a los empresarios nativos para que crearan riquezas desarrollando fuentes de empleo mientras generaban productos con calidad y competitividad suficientes como para estar presentes en los mercados internacionales.

Para los coreanos o los taiwaneses resultaba obvio que exportando arroz no era posible desarrollar el país, con lo que se ponía en duda la mítica reforma agraria como solución permanente de los problemas del campesinado pobre. Los singapurenses y los habitantes de Honk-Kong sabían que el aumento sustancial del nivel de vida de sus pequeños territorios dependía de la tecnología y la ciencia, y eso requería una fuerte asociación con el gran capital internacional. Depender de la mano de obra barata como una ventaja comparativa sólo podía servir por un tiempo, mientras dominaban los modos de producción de los países del primer mundo y conseguían ahorrar e invertir un porcentaje altísimo de los ingresos derivados de esa asociación, pero la secuencia de los objetivos estaba clara: asociarse a los productores eficientes, copiar, innovar, mejorar y competir en precio y calidad. Tampoco era una experiencia inédita en esa zona del mundo: ya lo habían hecho los japoneses tras la Segunda guerra mundial, y aún antes, a partir de la Revolución Meiji de 1867.

En el sudeste de Asia ninguna persona sensata situada en la esfera de poder tenía la menor duda: el desarrollo y la prosperidad provenían de la existencia de un denso y variado tejido empresarial, internacionalmente globalizado, caracterizado por el alto valor agregado, y eso requería altas tasas de ahorro e inversiones, investigación, disciplina laboral, fin de la guerra de clases y de las supersticiones marxistas, rigor, seguridad jurídica, y un capital humano de primer nivel, formado en buenas universidades e institutos de educación.

El marco macroeconómico, sí, era importante, como lo era la existencia de un Estado de derecho hospitalario con la creación de riquezas, pero sólo en la medida en que actuaban como facilitadores y servían de soporte para impulsar lo que ya algunos economistas llaman el empresarialismo o “capitalismo empresarial”. Y esto fue lo que falló en América Latina: pusieron el acento en algunos aspectos de la macroeconomía, como si todo fuera un problema contable o administrativo, e ignoraron el resto de la ecuación, lo que explica los pobres resultados globales que exhibe la región.

El resurgimiento de las izquierdas

Es en este punto, armados por la frustración generalizada, donde las izquierdas resurgen de la debacle del derribo del Muro de Berlín y del desastre de la década de los ochenta (la llamada “década perdida”), revitalizando las viejas tendencias intervencionistas existentes a lo largo de casi todo el siglo XX, y muy especialmente desde que la constitución mexicana de 1917, tras una sangrienta revolución legitimada en la lucha por la posesión de la tierra, encomendó al Estado la tarea de lograr el desarrollo equitativo del conjunto de la sociedad.

El primer síntoma de este regreso a los viejos tiempos fue la llegada al poder del teniente coronel Hugo Chávez a principios de 1999. Traía un discurso antisistema profundamente hostil al capitalismo, que incluía antiguas ideas colectivistas, y no ocultaba su decisión de construir una Venezuela socialista muy cercana al modelo forjado en Cuba por su amigo Fidel Castro cuarenta años antes. A partir de este episodio, Lula da Silva ganó las elecciones brasileras en el 2002, Néstor Kirchner las argentinas en 2003, y Tabaré Vázquez las uruguayas en 2004. Evo Morales asumió la presidencia de Bolivia en enero del 2006. Exactamente un año más tarde, el nicaragüense Daniel Ortega y el ecuatoriano Rafael Correa comenzarían sus periodos de gobierno.

Todos proclamaban ser de izquierda, pero entre ellos había profundas diferencias, y las más notables eran las que se percibían entre Chávez y los mandatarios del cono sur, pese a que en el plano personal mantenían vínculos estrechos. Lula da Silva, que había fundado un partido obrero sobre un duro discurso revolucionario, una vez llegado al poder continuó la línea moderada trazada por el anterior mandatario, Fernando Henrique Cardoso, un reformista que había tomado muy en serio el recetario liberal del Consenso de Washington, limitando su izquierdismo a prestar asistencia alimenticia a las personas más necesitadas, empeñándose en una especie de cruzada contra el hambre. Néstor Kirchner, en cambio, comenzó por volver a estatizar algunas empresas previamente privatizadas por Carlos S. Menem, y retomó la vieja pasión peronista por aumentar los impuestos y controlar los precios de ciertos productos básicos, pero sin pretender destruir el sistema de economía de mercado, y sin la menor vocación de convertirse en una figura continental. El uruguayo Tabaré Vázquez, por su parte, pudo controlar a los elementos más radicales de su gobierno, y descubrió que su mejor aliado económico era el gobierno de Estados Unidos y no sus socios del MERCOSUR.

De alguna manera, pues, la izquierda vegetariana se había instalado en el cono sur. Sus rasgos principales eran el proteccionismo y el estatismo, pero no deseaba demoler el Estado de Derecho ni crear una sociedad igualitaria y colectivista. Esa pretensión sólo parecían encarnarla Cuba, Venezuela y Bolivia, mientras el Ecuador de Rafael Correa se mantiene como una incógnita, al tiempo que Daniel Ortega, cuyo corazón político está muy cerca de La Habana, es prisionero de un parlamento en el que el sandinismo es minoría, y de una sociedad que no desea volver al triste panorama de la guerra fría.

¿Cuál será el destino de esta tendencia política? Tras la derrota de Hugo Chávez en el referéndum del 2 de diciembre pasado, convocado para legitimar una reforma constitucional que aceleraba la conversión del país al “socialismo del siglo XXI” y aproximaba los sistemas de Cuba y Venezuela, el criterio general es que se trata de un experimento en vías de desaparición. Heinz Dieterich, un politólogo alemán radicado en México, y uno de sus teóricos y defensores más destacados, consignaba su pesimismo en Aporrea, una de las páginas de Internet más leídas por la izquierda carnívora:

“El Presidente Chávez ha sufrido una derrota estratégica en el referendo constitucional, que junto con la derrota estratégica del gobierno de Evo en Bolivia y la cada vez más precaria situación en Cuba, constituyen un panorama extremadamente grave para las fuerzas progresistas de América Latina. Es posible que los gobiernos de Hugo Chávez y de Evo Morales no sobrevivan los embates de la reacción en el año 2008 y que el modelo cubano se agote en el 2009-2010, si no se toman medidas realistas de inmediato”.

Lo desconcertante, sin embargo -además de llamarles “progresistas” a las sociedades que menos progresan en el planeta-, no es que esta izquierda desaparezca, sino que haya aparecido otra vez tras el fracaso en todas partes del socialismo real, y que América Latina, tal vez con la excepción de Chile, no consiga encontrar el camino del desarrollo, la estabilidad política y la conformidad de la sociedad con su ordenamiento jurídico, su diseño institucional y su modelo económico, como ha sucedido en países como España o los ex satélites europeos de la URSS.

¿Y qué sucederá con la otra izquierda, la vegetariana? Lo probable es que, poco a poco, como sucedió con el socialismo en la India, las clases dirigentes vayan abandonando las prácticas estatistas ante su fracaso, y finalmente se reconcilien con el mercado, las libertades económicas y el modo de organizar la sociedad que exhiben las naciones capitalistas y democráticas del primer mundo. Ya lo ha hecho Chile y no hay razón para que todas las naciones latinoamericanas no sigan ese mismo camino.

En las presentaciones de nuestro libro El regreso del idiota, como antes nos sucedía con el Manual del perfecto idiota latinoamericano, invariablemente alguien en el público suele preguntarnos a quiénes llamamos idiota, y la respuesta más convincente parece ser ésta: “idiota es todo aquel que realiza el mismo experimento veinte veces, a la espera de obtener resultados diferentes en algún momento”. Durante todo el siglo XX América Latina jugó en innumerables ocasiones con diversas variantes del socialismo, unas veces autoritario y otras democrático, sin otros resultados que la pobreza y el atraso relativos. Esperemos que en el siglo XXI aprendamos la lección y dejemos de tropezar una y otra vez con la misma piedra.



Carlos Alberto Montaner
Conferencia de apertura del seminario internacional “Globalization and the Rise of the Left in Latin America”
The Withersponn Institute
Princeton University, 6 de diciembre de 2007



Saludos....
Elio Enrique Almarza Jr.
Maracaibo, Edo. Zulia, Venezuela.

*ALBERTO MANSUETI ESCRIBE: “QUÉ ES EL NEOLIBERALISMO”


*ALBERTO MANSUETI ESCRIBE: “QUÉ ES EL NEOLIBERALISMO”



Para sus enemigos es la encarnación del Mal, y el término “Neoliberal” es insultante. Por eso los políticos, “expertos”, opinadores profesionales, etc. retroceden intimidados cuando así se les llama; y si alguno abriga cierta simpatía por el Neoliberalismo, no sabe cómo expresarla, ni cómo defenderse, y entonces alega que “eso no existe”, y se refugia en el “pragmatismo”.


De sus pocos partidarios, ni siquiera quienes se reconocen como tales aciertan a definirle con precisión, algo que en realidad nadie hace. Sin embargo, para salir de esta interminable comedia de enredos, hay que comenzar preguntando primero si existe o no el Neoliberalismo. Y segundo, de existir, si tiene algún parecido con el Liberalismo Clásico o no. Y tercero, por sus resultados.

Primero: existen las políticas de los ’90, practicadas en Chile desde Pinochet (1973-88), el precursor. Y en México por Salinas de Gortari (1988-95), en Venezuela por Carlos Andrés Pérez (1988-92), en Bolivia por Jaime Paz (1989-93), en Argentina por Menem (1989-99), en Brasil por Collor (1990-93), en Perú por Fujimori (1990-2000), en Ecuador por Durán (1992-96), etc. Y también existe el “Consenso de Washington”, preparado para los países de América latina, y luego aplicado en todos. Los Presidentes ansiaban préstamos e inversiones extranjeras, y calificar ante el FMI y el BM; por eso dijeron seguir las propuestas del documento “Lo que Washington entiende por reformas” (IIE, 1989), redactado por el economista John Williamson en base a opiniones recogidas en una obra colectiva de la que fue Editor (“La condicionalidad del FMI”, MIT, 1983). Su autor dice que el Consenso de Washington “era una lista mínima de 10 políticas, que yo pensé que todos aceptaban.” O sea todos los políticos y burócratas oficiales y privados de Washington.

(“Esas políticas no eran realmente liberales y si muy pragmáticas por ello resultaron fracasos rotundos” Nota de la Editora)

Segundo: ¿Eran liberales esas 10 políticas? En tal caso hubieran sido estas: 1) Reducir las funciones del Estado a las propias: seguridad, justicia e infraestructura; 2) disminuir el gasto público y orientarlo a una profunda reforma en esas tres actividades; 3) pagar entera la deuda estatal, y no pedir más préstamos; 4) unificar, simplificar y reducir todos los tributos, rebajando la recaudación para permitir la formación de capital y la creación de riqueza y reducir la pobreza; 5) privatizar la economía pero también la educación, la medicina, jubilaciones y pensiones, etc., para incrementar la calidad y cantidad de su oferta, 6) con cupones para la demanda de los más pobres, en la transición. 7) Liberar los precios de todos los bienes y factores, incluso los sueldos y salarios, intereses y tipo de cambio; 8) eliminar toda restricción al comercio exterior; 9) en todos los sectores: complementar las privatizaciones con desregulaciones, a fin de traer competencia, 10) y alentar así los ahorros y toda clase de inversión.

Anótelo: existe el Liberalismo. Y este es su Decálogo, que algún día Presidentes liberales deberán aplicar tal cual, para salir todos de este desierto.

Pero no era esa la lista que Williamson pensó que “todos aceptaban” sino otra, mucho menos ambiciosa pero juzgada políticamente viable, según su autor: 1) Reducir el déficit del Estado, no las funciones ni el gasto, para contener la inflación -o sea “monetarismo”-; 2) reorientar ese gasto a la atención médica básica y a la educación elemental en primer término; 3) y reducir las tasas impositivas marginales para aumentar la actividad económica y la recaudación. Las medidas 1 a 3 eran de “ajuste fiscal”. 4) Dejar flotar las tasas de interés para oxigenar los mercados financieros; 5) sostener un tipo de cambio “competitivo” -permitir devaluaciones- para alentar las exportaciones; 6) eliminar las restricciones físicas a las importaciones y sustituirlas por aranceles, a reducir luego gradualmente hasta un 10 o 20 por ciento; 7) y liberalizar la inversión extranjera directa. Las medidas 5 a 7 eran de “apertura”. 8) Privatizar las empresas estatales; 9) eliminar barreras de ingreso a los mercados; 10) y fortalecer la propiedad privada. Las medidas 8 a 10 eran “libre mercado”, pero al igual que otras de la lista, podían interpretarse a la manera liberal … o de otro modo, como efectivamente se hizo.

Insuficientes y de contenido no muy liberal, en todos los países estas medidas “políticamente posibles” sufrieron no obstante un largo y erosionante proceso de transacciones y concesiones. Al final se aplicaron muy parcialmente, tarde y muy mal.

Tercero: ¿y qué resultó? Un engendro peor aún, Neo-Estatismo o Estatismo Reformado: 1) El Estado sigue a cargo de funciones impropias -educación, salud, cultura, etc.- muy mal atendidas, 2) y las propias siguen desatendidas. 3) La inflación galopante se sustituyó por impuestos excesivos, 4) y los monopolios estatales por monopolios privados y entes reguladores; 5) por eso siguen los excesos de gasto y deuda, 6) con asfixia de ahorro e inversión privadas, 7) y restricciones a la competencia en mercados de bienes y de factores. 8) Las empresas privadas siguen dependientes del Estado y bajo su tutela y control, 9) aunque ahora para exportar y no para sustituir importaciones. Y por eso permanecen los aranceles -y los derechos antidumping”-; 10) y la pobreza.

Por supuesto no funcionó, excepto en Chile, y aún así Pinochet perdió su plebiscito en 1988. Pérez sufrió el “caracazo” de 1989 y fue depuesto en 1992. Las crisis económicas comenzaron con el “tequilazo” o default mexicano (1995), y siguieron con la quiebra del Real en Brasil (1999), y el colapso argentino que acabó con la convertibilidad y con el mandato del Sr. de la Rúa (2001). No terminaron bien en Ecuador Bucaran (1997), Mahuad (2000), Gutiérrez (2005), ni en Bolivia Sánchez de Lozada (dos veces: 1997 y 2003). Nos guste o no, por ese descontento llegaron a la Presidencia los Sres. Chávez (1998), Morales (2005) y Correa (2007), y retornó Ortega (2006), con mandato para revertir “las reformas neoliberales”.

Pero el socialismo es todavía “más pior”.

Fundación Metanoia

Maestro Bíblico

http://www.rumbopropio.org.ve/

*GUILLERMO RODRÍGUEZ ECRIBE: “LA REALIDAD: UN PROBLEMA DE FONDO”



*GUILLERMO RODRÍGUEZ ECRIBE: “LA REALIDAD: UN PROBLEMA DE FONDO”



La necedad es la madre de todos los males.
Marco Tulio Cicerón


Recientemente un joven activista liberal me comentó que le indignaba la infinidad de necedades que veía a diario en las declaraciones de prensa de políticos socialistas venezolanos, tanto en los que gobiernan como en los que aspiran a sustituirlos tales funciones... para hacer más o menos lo mismo. Que los socialistas digan necedades es tan natural, predecible y en última instancia inevitable, como que las piensen y las crean. Es su forma de pensar, errada y destructiva, pero tiene sus atractivos y beneficios, por lo que no la dejarán fácilmente... muchos no lo dejarían ni aún cuando llegaran a convencerse de lo errada que es. Indignarse de eso me pareció algo similar de indignarse porque haga frío en invierno y calor en verano; y al comentárselo al compañero, aquél me explicó que no eran las necedades en sí mismas, menos considerando de quienes venían, sino el hecho asombroso –y de muy destructivas consecuencias continuadas– que la población se las tome en serio la razón de su indignación. Bien, ese ya es otro asunto, asunto que se relaciona con la generalizada, mayoritaria –es decir democrática– imposición del error en lugar de la verdad. Al final lo que es popular es la negación de la realidad, si la realidad no fuera impopular, no sería popular el socialismo en ninguna a de sus vertientes.

La realidad puede ser una sola, la correcta percepción que de ella tengamos, en la medida que sea correcta, puede ser, a su vez, una sola; pero las percepciones erróneas de la realidad serían, teóricamente, infinitas, y por ello podrían contradecirse entre sí. Los principios de identidad y de no contradicción de que hablamos son absolutos en la medida que todo intento de hacerlos relativos, por aparentemente razonable que luzca bajo la apropiada óptica, se torna absurdo con sólo considerarlo a fondo. Ni aún una especulación literaria de “ciencia ficción” más alucinada que se inspire en las aparentes paradojas de la física quántica quiebra realmente los principios de la identidad y no contradicción en referencia a la “realidad” que simplemente imagina, pues lo que postularíamos así sería que en infinitos universos quánticos paralelos, existen infinitas circunstancias quánticas paralelas, pero no diferentes realidades independientes, sino circunstancias diferentes que forman parte de la única realidad más amplia y potencialmente infinita. Y no es física sino imaginación literaria de tipo mítico que niega en realidad la ciencia en que se inspira.

La discusión filosófica sobre la realidad llena bibliotecas, pero la podemos resumir para nuestros efectos en tres grandes premisas posibles:


La realidad existe y puede ser conocida
La realidad existe pero no puede ser conocida
La realidad no existe como tal


La primera premisa es verdadera y también es la menos popular, las segundas resumen las dos vías para negar la verdad en torno a la realidad. Pero no es la realidad que discuten los filósofos la que nos interesa aquí, es la parte de la realidad que se corresponde con los sujetos, es decir, su circunstancia particular. ¿Por qué entonces insistir en que la realidad es una sola? ¿Pudiéramos ir con la corriente relativista de moda y llamar realidad a la circunstancia? La razón de esto es que así como la realidad es que 2 + 2 = 4, y por ello es falso cualquier otro resultado, la relatividad de la verdad implicaría que cualquier resultado es relativamente cierto y relativamente falso y con ello cualquier resultado sería igualmente valido. La mayoría de los relativistas admiten la realidad matemática en la medida que la matemática es una abstracción, pero aducen que al darle identidad real a lo que se está sumando tal realidad matemática se hace relativa. Lo que tenemos que preguntarnos es si aplicando el criterio de que todas las verdades son igualmente validas y buenas a los cálculos estructurales requeridos para construir un puente (y en ello los números efectivamente representan partes mensurables de la realidad objetiva) la siguiente pregunta sería: ¿los muertos resultantes estarían relativa o absolutamente fallecidos?

¿Por qué las personas parecen empeñarse en rechazar la realidad? ¿Por qué el relativismo es, en general, popular?

Personalmente creo que es porque la realidad es compleja y nuestra capacidad, no digamos de comprenderla sino simplemente de percibirla es muy limitada. Lo que observamos depende siempre de nuestra perspectiva, cuando miramos una torre en campo abierto lo más que podemos ver es la mitad de la misma, y si la planta de la mitad visible es media circunferencia, tendemos a concluir que la mitad que no vemos completará la planta circular. No es del todo caprichoso, ya que la simetría es común en la naturaleza, pero si la planta de la mitad que no podemos ver fuera cuadrada, quien la estuviera observando desde el punto exactamente opuesto al nuestro, supondría que está ante una torre cuadrada, mientras que quien se encontrase perpendicular a ambos, vería que parte de la planta es circular y parte es cuadrada, así supondría que la parte que no observa es igual con lo cual sería el único cuya suposición resultaría acertada. Suponer la simetría es algo predecible porque lo que observamos lo relacionamos con nuestra previa experiencia, pero dicho proceso, que nos permite identificar como torre en un punto lo que conocimos como torre en otro, también nos conduce a no ver parte de la realidad cuando resulta muy compleja o demasiado extraña a nuestra experiencia previa. Cuando observamos con atención podemos quedar fácilmente perplejos ante los errores a que llegamos con la observación superficial. Así que la observación tiene dos límites importantes, la perspectiva y la experiencia. Un observador atento podría comprender que no es la planta de la torre simétrica sin cambiar su punto de vista de varias formas, como por ejemplo observar atentamente la sombra que la torre proyecte.

Pero es más fácil decir que la planta de la torre es “relativa”, no es cierto, pero es más fácil. La mentira casi siempre es más fácil, siempre que no se consideren las consecuencias que se pueden predecir... y las que no. Y la necedad es negar que todas llegarán como lo que son: consecuencias.

*VENECONOMÍA OPINA 1º DE FEBRERO DE 2008


*VENECONOMÍA OPINA 1º DE FEBRERO DE 2008

Fatua, negligente y deficiente

No cabe duda que la política de reparto del Gobierno de Hugo Chávez ha beneficiado a las clases populares. El problema está en que tales "beneficios" no alcanzan ni para cubrir sus necesidades más elementales y que por su naturaleza consumista van a desaparecer tan pronto haya una caída de los precios del petróleo.


Según una serie que lleva la empresa Datos, especializada en estadísticas y encuestas sociales, los ingresos de 58% de la población de más bajos recursos que se aglutina en el estrato social "E", aumentaron 92% en términos reales entre 2003 y 2007. Es decir, para diciembre de 2007, los ingresos de una familia media de la clase E fueron de Bs.1.073.000 ó Bs.F.1.073, en términos de bolívares de hoy. Sin duda, éste fue un tremendo aumento.


Este "éxito" se le atribuye a las misiones, a las becas y a otros esfuerzos del Gobierno que diluyó la renta petrolera en repartos populistas y no en inversión en capacidad de producción ni en creación de empleos.

Ahora bien, analizando esa serie de Datos también se observa que este aumento ha comenzado a declinar y sus efectos se están haciendo aguas.

Así, el ingreso de la clase E que había aumentado en 2006 en 23% en términos reales, en 2007 apenas aumentó en 5,5% también en términos reales.

Pero, lo que más preocupa es que, ni siquiera los Bs.F.1.073 de diciembre de 2007 alcanzan hoy para cubrir las necesidades básicas de una familia media del estrato E.
El Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas) elabora una cesta de productos de consumo y servicios, que incluye además de alimentos básicos, servicios, vestido, calzado, gastos de salud educación y vivienda.

Para enero de 2008, el costo de esta cesta fue de B.F.2.588,80. Es decir, el ingreso de una familia media de clase E, no les alcanza ni para cubrir la mitad de esa canasta básica.


Pero yendo más allá, según el Cendas, la Canasta Alimentaria costaba Bs.F.1.206,8, para enero de este año. Es decir, el ingreso de una familia típica de la clase E apenas les alcanza para comer.


Otra forma de ver la dramática situación de estas familias de la clase E, sería que si se parte de que dos de sus miembros devengan el salario mínimo cada uno, ello representaría para el núcleo familiar un ingreso total de Bs.F.1.229,58. Aunque esto sí les alcanzaría para cubrir la cesta alimentaria, sólo les permitiría satisfacer 14,5% de otras necesidades primarias de aseo, vestido, calzado salud, educación y vivienda.

En conclusión, sin inversión, sin capacidad productiva y sin generación de empleo sostenido, la distribución de la renta del Gobierno de Chávez se le convirtió al venezolano en pan para ayer y hambre para hoy y mañana.

*LARGAS COLAS EN PUERTO LA CRUZ PARA COMPRAR ALIMENTOS


*LARGAS COLAS EN PUERTO LA CRUZ PARA COMPRAR ALIMENTOS

LARGAS COLAS.- A las 7:15 de la mañana de ayer, cerca del estadio de Guaraguao, de Pto, la Cruz la gente fue ubicada en una estructura metálica para hacer la cola que le permitiría comprar dos kilos de leche por persona. La venta estuvo a cargo de Pdvsa, empresa que prevé extender el operativo por dos meses. Igual que en Cuba y Zimbabwe.

*VICENTE LOZANO ESCRIBE: SIETE DIFERENCIAS ENTRE LAS ELECCIONES DE EEUU Y LAS ESPAÑOLAS


*SIETE DIFERENCIAS ENTRE LAS ELECCIONES DE EEUU Y LAS ESPAÑOLAS
(20:34 07-02-2008)


-Hay una mujer en la carrera electoral a la que conocemos como Hillary Clinton, con el apellido de su marido. No me imagino qué se diría en España si Ana Botella se presentara a unas elecciones como Ana Aznar o Carme Chacón como Carme Barroso...

-Hillary Clinton milita en el Partido Demócrata, más progresista que el republicano, y suele cerrar sus discursos con un 'God bless you' -Dios os bendiga-. Zapatero, también progresista, cumple escrupulosamente en sus mítines la separación entre Iglesia y Estado exigida por la Constitución. Como Dios manda... con perdón.

-John McCain, casi seguro candidato republicano a la presidencia del país, tiene setenta y un años. En España, con poco más de cincuenta eres ya un ex presidente jubilado para la política.

-Barack Obama se ha afanado durante todas estas semanas en demostrar que no tiene nada que ver con el islamismo. Aqui, algunos partidos se pelean por acercarse a esa cultura y reciben con alegría que los líderes islámicos españoles pidan claramente el voto para ellos.

-En Estados Unidos algunos candidatos se juegan su patrimonio personal en la carrera por la nominación. Se dice que el republicano Guliani ha invertido -y perdido- cinco millones de dólares en su fugaz y fallida campaña. En España los políticos reparten a manos llenas el patrimonio de todos los contribuyentes en promesas que ya veremos en qué quedan.

-Allí hay debates televisados entre los candidatos de un mismo partido con el objetivo de alcanzar la nominación por su formación política. Aquí daríamos dinero por ver un enfrentamiento de ese tipo entre Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre; Miguel Sebastián y Pedro Solbes o Artur Mas y Oriol Pujol, entre otras parejas famosas.

-Además, en Estados Unidos los debates en televisión entre los candidatos presidenciales de los dos partidos son obligatorios. En España, vamos mucho más allá: se monta un debate para saber cómo, cuándo y dónde se harán unos debates que a lo mejor ní se llevan a cabo.

P.D. Se me ocurre que tendrían mucho más morbo los debates 'intrapartido' que los encorsetados Zapatero-Rajoy que nos están preparando.

Vicente Lozano

*ALEJANDRO PEÑA ESCLUSA RESPONDE A PETKOFF




*Alejandro Peña Esclusa responde a Petkoff


Caracas, 6 de febrero.- Las declaraciones de Teodoro Petkoff en Washington afirmando que “no existen alternativas a Chávez” han levantado ampollas. Pedro Lastra responde diciendo que en Venezuela “sobran las personalidades capaces de enderezar la República.” Por su parte, Alejandro Peña Esclusa afirma que “Petkoff es el mejor aliado de Chávez“. Seguidamente, la respuesta completa de Peña Esclusa:



Según una nota publicada hoy en Noticias 24, Teodoro Petkoff participó recientemente en un foro realizado en Washington, en donde planteó –como siempre lo hace– los tres puntos que sustentan su estrategia opositora:



En primer lugar –señaló Petkoff– Chávez cuenta (y siempre ha contado) con el apoyo mayoritario de la población; mientras que la oposición se encuentra en franca minoría. En segundo lugar, la única salida a la crisis venezolana es de tipo electoral; cualquier otra alternativa –aunque esté contemplada en la Constitución– representa un golpe de Estado. Y en tercer lugar, hay que esperar irremediablemente hasta el año 2012 para salir de Chávez.



Aunque estos tres puntos son probadamente falsos, los principales dirigentes opositores –o, al menos, quienes aparecen más frecuentemente en los medios– los comparten, los difunden y hacen creer a los venezolanos que son ciertos; impidiendo así una salida temprana de Chávez.



Es cierto que Chávez ganó limpiamente las elecciones del 98, pero de allí en adelante su popularidad ha venido disminuyendo, hasta convertirse en minoría. Se mantiene en el poder gracias al fraude electoral, al amedrentamiento y a la compra de conciencias. Basta revisar someramente la página www.esdata.info para darse cuenta de las irregularidades del sistema electoral venezolano.



Existen casos recientes –justamente en nuestro continente– de presidentes que han sido desalojados del poder mediante mecanismos constitucionales, más no electorales, entre ellos: Fujimori en el Perú; Abdalá Bucaram y Lucio Gutiérrez en Ecuador; De la Rúa en Argentina; Collor de Mello en Brasil; por citar sólo unos cuantos. Los nuevos gobiernos fueron reconocidos rápidamente por la OEA y por la ONU. ¿Por qué los venezolanos no podemos hacer lo mismo? ¿Cuál es el impedimento legal o moral?



Chávez está haciendo tanto daño a nuestro país, que esperar hasta el 2012 significa la destrucción definitiva de Venezuela. Además, en esos cinco años, Chávez ocasionará perjuicios enormes a toda la región, exportando su modelo a otros países y fortaleciendo a los grupos narcoterroristas colombianos. Los venezolanos seremos culpables –por complicidad o por omisión­– de los graves problemas generados por nuestro gobierno en el exterior. Sufriremos las mismas consecuencias y las mismas vergüenzas que sufrieron los alemanes por no salir de Hitler oportunamente.



Desconozco cuáles son las motivaciones de Petkoff para mantener a Chávez en el poder; pero dos cosas son ciertas: sus argumentos carecen de toda validez y su actitud lo ha convertido –en la práctica– en el mejor y el principal aliado del chavismo.



Alejandro Peña Esclusa

*ASUNTO:* NACIONALIZACION DE 200 A 300 MIL VENEZOLANOS COMO BOLIVIANOS


*ASUNTO:* NACIONALIZACION DE 200 A 300 MIL VENEZOLANOS COMO BOLIVIANOS


Léelo con cuidado ...
*¡¡¡¡¡¡URGE HACER CONOCER*- La Estafa del Gobierno del MAS - 23-01-08*

Esto cada día se pone más grave. Para pensar y difundir.
A TODO EL MUNDO!!!!NOTICIA PREOCUPANTE¡¡ **

*Acabo de llegar de Vietnam en viaje de trabajo, congreso de empresas
inspectoras de vehículos.

Les informo que allí me enteré que son los venezolanos los que están
haciendo nuestras cédulas de identidad (en una impresora HP sencilla) y que
están 'nacionalizando' venezolanos y cubanos con cédulas originales
bolivianas para cuando haya el referéndum de la constituyente y en el
futuro, las elecciones puedan tener votos el MAS.......*

Unos 200 a 300 mil son los que ya hay registrados.

Estos datos me los dio la empresa española que estaba por obtener la
concesión para fabricación de nuestros carnets y pasaportes en Bolivia pero
no lo logró, ya que los venezolanos mandaron un grupo del gobierno de Chávez
que lo hace gratis y así tienen el control de la fabricación de nuestro
documentos de identidad. (la empresa IVESUR española tambien hace
inspecciones de automóviles y por eso estaban en el congreso en Vietnam).

La empresa española me dijo que esto lo saben los comandantes de la policía
y de las fuerzas armadas y que están molestos por la forma que el gobierno
está haciendo las cosas.

Hay que pararlos con tiempo sino se nos va a volver una Venezuela o una Cuba
o peor aún, un Vietnam que es comunista y viven en la miseria. Yo mandaré a
los periódicos de Santa Cruz estos datos para que se sepa lo que el MAS está
haciendo al país y que al final vamos a quedarnos en menos. Muchos saludos

Reenvia y que lo sepa todo el mundo !!!!!! Saludos:
Ing. Yrani Mendoza---*SIMEL LTDA*.---Cel: 77003761

*VALENTÍN ARENAS AMIGÓ ESCRIBE: “EL ILEGITIMO”


*VALENTÍN ARENAS AMIGÓ ESCRIBE: “EL ILEGITIMO”

2001, caracas 1º DE FEBRERO DE 2008


La legitimidad del Golpista-Presidente Hugo Chávez duró poco-desde Diciembre 1998 hasta Agosto 15 del 2004-o sea, cinco años y algo más. En efecto, la solicitud masiva de su renuncia frente a Miraflores el día 11 de Abril de 2002 fue ratificada el año siguiente (Febrero2003) cuando en el Firmazo de los 3.600.000 que habían votado por Chávez en Diciembre del 98, 3.500.000 firmaron solicitando el Referendo Revocatorio lo que quiere decir que querían revocarle el mandato otorgado en 1998. Esto prendió la alarma y luz roja en el régimen quien se preparó para ganar el Referendo “como fuera” con la asesoría de Smarmatic y Carrasquero de Presidente. Fue así como la fuerte tendencia para revocarle el mandato quedó reversada cuando el C.N.E. el 15/08/04 le otorgó al NO los votos del SI (5.700.000) y al SI los obtenidos por el NO (3.9 millones). Ganó el NO y el Teniente Coronel inició entonces un gobierno de facto. Esta gracia, que fue una desgracia para el país pues aceleró su destrucción a través de una pésima gestión de gobierno y la siembra de la confrontación, le fue perdonada por los actores políticos y económicos que nada hicieron para iniciar una resistencia activa pacífica que manifestara el rechazo total al fraude ocurrido. Aceptaron su consecuencia: plegarse un gobernante de facto.

Ahora, después de lo sucedido el 2 de Diciembre, cuando la ilegitimidad se confirmó parece que va siendo hora de organizar a la Sociedad Democrática para practicar la resistencia pacífica que antes no se hizo. O es que nos vamos a conformar con ser gobernados para siempre por un gobernante de facto? El triunfo del NO el 2 de Diciembre nos dió un mensaje bien claro: unidos somos invencibles y el fáctico es derrotable. Entonces, por qué no iniciar esa resistencia con algo tan simple y demoler, de una vez, a quien vive colgado de la publicidad volteándosela patas arriba?

Es fácil hacerlo. Algunas sugerencias siguen. El Socialismo Siglo XXI, ya sepultado, desaparecerlo publicitariamente promoviendo la Democracia Social Siglo XXI. El lema Patria, Socialismo y Muerte debe sustituirse por el de Patria, Democracia y Vida pues el Socialismo y la Muerte fueron rechazados por el Soberano. Al Poder mal llamado Popular nombrarlo el Poder Impopular pues ya se vió que lo que se pretendía con la Reforma era dejar al pueblo sin derechos y sin poder. Los mal llamados Ministerios deben identificarse como lo que realmente son, Oficinas del Autócrata, y los Ministros son “los encargados” de manejarlas. El Poder Moral es realmente un Poder Inmoral, integrado por el Descontralor de la Corrupción, el Persecutor de la Disidencia y el Defensor Durmiente de los Derechos Humanos. El Tribunal Supremo de Justicia, dada su parcialidad manifiesta, bautizarlo como Tribunal Supremo de la Injusticia (T.S.I.). La FAN conserva su nombre original porque el Soberano, negó lo de bolivariana. Al Bs.F se le debe empezar a llamar el Bolívar F.F. (Bolívar fo fo) porque de fuerte no tiene mas que el nombre. La Reforma Constitucional, en contra de lo que quería el Libertador, buscaba la reelección indefinida por lo que debe identificarse a la Revolución como Anti Bolivariana o simplemente La Revuelta pues es contraria al pensamiento de Bolívar. La consigna “Con Chávez manda el Pueblo” debe sincerarse con otra que refleje mejor la realidad: “Con Chávez manda Chávez y nadie mas”. Y al Imperio hay que reconocerlo como el “Trapo Rojo” que se utiliza para perseguir a la disidencia legítima y ocultar la pésima gestión del gobierno en todas sus áreas.

EL 2 de Diciembre se demostró que somos la mayoría. Pareciera normal que empecemos, de una vez, a llamarle a las cosas por su nombre real aunque solo sea para evitar las confusiones y engaños del Populismo Publicitario (P.P.).



Dr. Valentín Arenas Amigó`

Profesor de Instituciones

Políticas de la U.C.A.B.

FAX: 730-57-23

*PRESIDENTE CHÁVEZ DESTITUYE A SUPERINTENDENTE NACIONAL TRIBUTARIO JOSÉ GREGORIO VIELMA MORA


*PRESIDENTE CHÁVEZ DESTITUYE A SUPERINTENDENTE NACIONAL TRIBUTARIO JOSÉ GREGORIO VIELMA MORA

Especial.- Sorpresivamente el Presidente Hugo Chávez Frías ordenó la destitución del Superintendente Nacional Tributario, José Gregorio Vielma Mora.


La medida se produjo después de una minuciosa investigación ordenada por el Presidente de manera confidencial.


Otra medida ordenada por el Presidente Chávez fue la de dejar sin efecto algunos nombramientos que realizó Vielma Mora en los últimos días, entre ellos Táchira y apenas unas horas atrás, el nombramiento de un nuevo gerente para la región nororiental del país. Vielma es acusado también de haber removido a funcionarios honestos que no respondían a sus intereses para nombrar a otros de dudosa probidad, pero fieles a sus designios.


Vielma podría ser candidato a la Alcaldía Metropolitana o la Gobernación de Vargas. Pero insistentemente se rumora que estaría en conversaciones políticas con Ismael García y Raúl Isaías Baduel. Su salida del SENIAT podría generar una grave crisis política y tributaria. Nos confirman que en esos momentos los empleados del SENIAT se encuentran en alerta. Textualmente y según palabras de los mismos empleados del SENIAT: “se encuentra en red”.